Los valores en la innovación: la participación de las mujeres en la reimaginación de las tecnologías digitales

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Los valores en la innovación: la participación de las mujeres en la reimaginación de las tecnologías digitales

Declaración de la Comunidad Internacional Bahá’í ante la 67ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer

 
New York—22 February 2023

La rápida evolución de las realidades globales ha provocado una mayor percepción de la interconexión de la humanidad, y con ello una mayor dependencia de las tecnologías digitales. Para muchas mujeres, incluidas las que carecen de acceso o de capacidad para determinar el impacto de dichas tecnologías en sus comunidades, ello ha dado lugar a una mayor exclusión y marginación. Sin embargo, incluso si se resolvieran las cuestiones relacionadas con el acceso y otras similares, sigue existiendo un desafío más profundo. Muchas tecnologías, que deberían servir como herramientas para ampliar la capacidad humana y contribuir a la construcción de una civilización próspera y cohesiva que refleje los valores más elevados de la humanidad, refuerzan más bien nociones distorsionadas sobre la naturaleza y la identidad humanas, su progreso y su propósito. A menudo guiadas en su diseño por unos pocos privilegiados, muchas tecnologías se sustentan en valores materialistas y se trasplantan extensamente sin tener en cuenta las implicaciones sociales, éticas y espirituales. Aunque todas las personas se ven afectadas cuando la tecnología está moldeada por visiones perjudiciales del mundo, para las mujeres y las niñas, que constituyen una base importante de usuarios y en muchos casos representan los principales consumidores previstos, ello supone un profundo desafío. A medida que las herramientas digitales se emplean cada vez más en diversos ámbitos del quehacer humano, resulta esencial realizar un examen honesto de los valores y las intenciones que informan el proceso de innovación. Las perspectivas y las contribuciones que las mujeres pueden ofrecer para garantizar que las herramientas del mundo moderno, basadas en los valores colectivos de la humanidad, ayuden a las multitudes a alcanzar su potencial, son fundamentales para esta búsqueda.

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La tecnología puede ser un instrumento poderoso para ampliar la capacidad humana y conectar a las comunidades. Sin embargo, como cualquier herramienta, la tecnología, y los espacios que crea, pueden implementarse de innumerables maneras, aportando beneficios o reforzando las desigualdades existentes. En un plano constructivo, las redes y los movimientos en línea han servido como medios importantes para sensibilizar sobre los numerosos desafíos a los que se enfrentan las mujeres y las niñas, al tiempo que han ampliado el círculo de participación de formas antes inimaginables. Sin embargo, cuando están impulsadas por visiones estrechas del mundo o por un enfoque miope de los beneficios, las tecnologías también se han utilizado para excluir, acosar, explotar o incluso reprimir.

Las tecnologías digitales no son neutrales en cuanto a valores. Al igual que el paradigma tradicional del desarrollo, la innovación tecnológica está profundamente influenciada por fundamentos materialistas. Las nociones básicas sobre el progreso suelen equiparar el consumo de bienes con mayores niveles de bienestar. Diversas formas de prejuicios y desigualdades sociales, así como visiones sobre la naturaleza humana y el progreso, impulsadas por consideraciones de beneficio limitadas, están a menudo incorporadas en el diseño o la aplicación de las tecnologías digitales y, por lo tanto, se promueven a los usuarios, por ejemplo, mediante algoritmos diseñados para maximizar el uso de la pantalla a pesar de los problemas de adicción demostrados científicamente. Por lo tanto, un examen honesto de los supuestos y las normas que subyacen a la creación y el uso de tales tecnologías es fundamental. ¿Cómo pueden expresarse concepciones más completas de la naturaleza humana en las tecnologías digitales, que incluyan cualidades y actitudes como la confianza, el compromiso con la verdad y el sentido de responsabilidad, como elementos básicos de un orden mundial estable? ¿Cómo pueden las comunidades participar en el proceso de identificación colectiva de sus prioridades y de consulta sobre las repercusiones de las tecnologías en su contexto local?

Aunque cada individuo y cada comunidad se ven afectados por los valores problemáticos que subyacen a estas herramientas, la integración generalizada de estos valores en las tecnologías ha tenido efectos nocivos para muchas mujeres y niñas, sobre todo por la forma en que se las objetiviza o se las induce a consumir una gama cada vez mayor de bienes materiales en nombre de una supuesta mejora personal. Precisamente por estas experiencias, así como por la orientación patriarcal de la cultura que existe en los espacios de toma de decisiones en torno a la innovación, es fundamental contar con la participación de las mujeres para comprender mejor cómo se pueden concebir y emplear esas tecnologías de forma adecuada y consciente.

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La mayor participación de las mujeres deberá basarse, en última instancia, en el reconocimiento de que una multiplicidad de perspectivas es un requisito previo para construir un futuro que responda a toda la gama de experiencias humanas. Dada la evidente preocupación por la representación dentro de un sector tradicionalmente dominado por los hombres, debe priorizarse el aumento de la participación de las mujeres en las decisiones relacionadas con el diseño, el uso y la distribución responsables de dichas tecnologías, así como en la creación de contenidos digitales. Sin embargo, la representación justa, lejos de ser un fin en sí misma, también sirve como condición que permite que los patrones dominantes de competencia y desigualdad den paso a la colaboración, la investigación colectiva y la preocupación por el bien común. Como en tantas otras áreas, los mayores grados de cambio se requerirán de aquellos que se han beneficiado en gran medida de la cultura predominante.

Más allá de cambiar la cultura en los espacios y procesos relacionados con la innovación tecnológica, la participación de las mujeres, de hecho, ampliar el horizonte de la perspectiva humana en los procesos de investigación, puede contribuir a crear nuevos paradigmas para guiar el desarrollo de la tecnología. Aunque cualquier persona, independientemente de su sexo, puede tener la capacidad de examinar las consideraciones éticas asociadas a las tecnologías digitales, las experiencias de muchas mujeres, resultantes de la imposición de visiones patriarcales del mundo, las sitúan en una buena posición para ofrecer perspectivas específicas en el desarrollo de modelos más completos, informados por cualidades como la moderación, la justicia, la diversidad y la preocupación por las generaciones futuras. Al hacerlo, las mujeres pueden contribuir a que esas cualidades informen de forma más coherente el desarrollo de la tecnología.

A medida que una gama más amplia de cualidades llega a informar la cultura del sector tecnológico, el potencial del ámbito puede ampliarse aún más. Lejos de ser una barrera que asfixie la innovación y el crecimiento, formas más holísticas de participación e investigación, caracterizadas por un compromiso con el principio de igualdad de género, podrían liberar formas de innovación que reflejen mejor los valores colectivos de la humanidad.

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En el ámbito nacional, habrá que establecer políticas que garanticen la incorporación de una multiplicidad de perspectivas en los espacios y procesos relacionados con la innovación tecnológica. La tecnología amplía el alcance humano; por lo tanto, hay que velar por que amplíe, y no altere, el orden moral en el que florece la vida humana. Ello implicará, naturalmente, mecanismos para apoyar la participación plena y efectiva de las mujeres. Los gobiernos también tendrán que asumir un papel más proactivo para responder a las amenazas actuales, como garantizar que las mujeres, los niños y las comunidades vulnerables estén protegidos contra las violaciones de los derechos humanos en línea.

También será indispensable garantizar una diversidad de perspectivas a nivel internacional para informar sobre la creación, el uso y la distribución responsables de las tecnologías, dado su alcance y funcionamiento intrínsecamente globales. Para ello será importante reunir a las Naciones Unidas, los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, incluidas las mujeres, para analizar abiertamente los impactos y los valores que informan el desarrollo de las tecnologías digitales, así como para esbozar políticas internacionales guiadas por los principios de igualdad, justicia, universalidad, dignidad, fiabilidad y búsqueda de la verdad. El movimiento hacia el Pacto Digital Global sugerido por el Secretario General de las Naciones Unidas, que garantice que la innovación tecnológica esté alineada con los valores globales compartidos, es una propuesta que merece examinarse más a fondo. El desarrollo de medidas de progreso para complementar el producto interno bruto en la elaboración de concepciones más holísticas del progreso también ayudará a examinar los supuestos incorporados en el diseño de la tecnología. A este respecto, las Naciones Unidas tienen una oportunidad única para establecer procesos que fomenten un modelo más saludable de innovación tecnológica de la humanidad. Para ello será fundamental priorizar e incorporar las perspectivas de las mujeres y promover su participación para dar forma a la dirección del desarrollo de la tecnología. El análisis de los mecanismos para mejorar la educación de las mujeres y los niños mediante el uso de las tecnologías digitales, así como para garantizar su plena participación, representación, protección y bienestar en línea, podría revisarse periódicamente en espacios como esta Comisión.

El momento histórico actual presenta una oportunidad para armonizar la innovación tecnológica con la sabiduría más elevada de la humanidad. Las concepciones tradicionales relacionadas con el progreso y la naturaleza humana son incapaces de responder a concepciones más plenas del bienestar humano y de crear una civilización floreciente, lo que incluye informar e impulsar el desarrollo de las tecnologías digitales. Será fundamental incorporar una gama más amplia de perspectivas para cuestionar estos supuestos subyacentes para trazar un futuro que equilibre el bienestar material con consideraciones éticas, sociales y espirituales. Para este fin, las voces y perspectivas de las mujeres, en particular las que han sido marginadas por visiones del mundo excesivamente materialistas, serán indispensables, y su compromiso efectivo un requisito previo para crear nuevos modelos de cultura y comprensión en torno al desarrollo de la tecnología. La construcción de un modelo más holístico que responda a concepciones más elevadas de la naturaleza humana y el progreso, y el desarrollo de herramientas que puedan utilizarse según las necesidades y prioridades de comunidades específicas para la mejora de sus sociedades es una visión de la innovación tecnológica que presenta posibilidades ilimitadas.