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Legislación Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo

Legislación Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo

Una declaraciòn presentada por la Comunidad Internacional Baha'i al Comité Preparatorio para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (UNCED - Cumbre Para La Tierra).

Ginebra, Suiza—13 August 1991

Agosto 1991

Hace poco más de cien años, en una serie de cartas enviadas a los dirigentes de la época, Bahá'u'lláh habló de la humanidad como que entraba a una etapa histórica que traería la reestructuración radical de la vida sobre el planeta. Desafíos nunca antes vistos, dijo Él, pronto abrumarían los recursos incluso de los países más avanzados. Podrían ser enfrentados solamente por un sistema federado mundial cuyo órgano central fuese un parlamento mundial representativo, dotado de poderes para crear un código de leyes universalmente acordado y obligatorio. "La tierra es un sólo país", afirmó Bahá'u'lláh, "y la humanidad sus ciudadanos".

A medida que la magnitud, complejidad y urgencia de los problemas ambientales se han ido imponiendo gradualmente a la opinión pública, la lógica de esta prescripción se ha hecho cada día más aparente. La maquinaria y procedimientos legislativos internacionales disponibles demuestran ser inadecuados, ante todo porque se basan en leyes que rigen naciones-estado. Para la Comunidad Internacional Baha'i parece evidente que, a no ser que se adopten nuevos pasos creativos para la reestructuración del orden internacional, la degradación ambiental por sí sola, con sus implicancias de largo alcance para el desarrollo social y económico, será conducida inexorablemente a un desastre de dimensiones sobrecogedoras.

El procedimiento actual para la creación de legislación internacional sobre el medio ambiente, que aborda solamente un problema a la vez, es fragmentario y no sistemático. Se han adoptado convenciones, tratados y protocolos sobre asuntos tan diversos como la protección de la capa de ozono y el control del tráfico internacional de desechos peligrosos. Se están negociando otras convenciones sobre cambios climáticos y sobre diversidad biológica. Aún se han sugerido otras sobre temas como las fuentes terrestres de contaminación marina. No existe un cuerpo único responsable por la redacción de legislación internacional sobre medio ambiente. Tampoco se han puesto de acuerdo las naciones del mundo sobre un conjunto de principios en que se pueda basar la legislación ambiental. Más aún, las naciones firmantes de los diversos instrumentos jurídicos son raras veces las mismas. De esta manera es casi imposible armonizar o combinar los acuerdos.

Es bien sabido que el procedimiento legislativo internacional es lento, engorroso y caro. Una vez identificado un problema, se convocan reuniones de expertos para preparar un borrador de acuerdo. El acuerdo es negociado por los gobiernos interesados y es firmado en una reunión de plenipotenciarios. Después de lo que a menudo es un largo período de ratificaciones y agregados, la legislación entra en vigor, pero solamente en aquellos estados que lo han firmado. Generalmente se establece una secretaría que facilite y supervise la implementación de la convención. Si es necesario modificar la legislación, como fue el caso en el Protocolo de Montreal, en el que el deterioro de la capa de ozono sobrepasó lo estipulado en el protocolo, la puesta al día puede ser tan lenta como la adopción. Muchos países que tienen un número limitado de diplomáticos y expertos no pueden enfrentar procedimientos tan demorosos y caros, particularmente a medida que el número de negociaciones va en aumento para responder a los urgentes problemas globales del medio ambiente.

El actual procedimiento ad hoc para la legislación ambiental sólo puede llegar a ser mas inmanejable. Se han ofrecido numerosas proposiciones para proveer mecanismos globales para crear y apoyar un modelo sostenible de desarrollo. Algunos expertos aconsejan fortalecer el sistema existente de la NU, reforzando los mandatos de agencias tales como el Programa de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (PNUMA), remodelando el Consejo Económico y Social (ECOSOC), o utilizando el Consejo de Administración Fiduciaria para la administración de ciertos recursos globales. Otros sugieren crear nuevos cuerpos tales como un consejo para la seguridad ambiental, un Tribunal Mundial de Justicia del Ambiente, o un cuerpo internacional para negociaciones ambientales para que prepare, adopte y revise la legislación internacional sobre asuntos que requieren acción global.

Por muy bien motivados y de ayuda que son tales propuestas, parece evidente para la Comunidad Internacional Baha'i que el establecimiento de un modelo sostenible de desarrollo es una tarea compleja con amplias ramificaciones. Esta claro que requerir un nuevo nivel de compromiso para resolver problemas mayores que no están asociados exclusivamente con el medio ambiente. Estos problemas incluyen la militarización, la excesiva disparidad de riqueza entre y dentro de las naciones, el racismo, la falta de acceso a la educación, el nacionalismo irrestricto, y la falta de igualdad entre mujeres y hombres. En lugar de un abordaje por partes concebido para responder a las necesidades de naciones-estado, parece preferible adoptar un acuerdo general bajo el cual se podrían promulgar códigos internacionales específicos.

Soluciones de largo alcance requerirán una visión nueva y comprensiva de una sociedad global, apoyada por nuevos valores. En opinión de la Comunidad Internacional Baha'i, la aceptación de la unidad de la humanidad es el primer prerrequisito fundamental para esta reorganización y administración del mundo como un sólo país, el hogar de la humanidad. El reconocimiento de este principio no implica abandonar lealtades legítimas, la supresión de la diversidad cultural, ni la abolición de autonomía nacional. Pide una lealtad más amplia, una aspiración mucho más elevada de la que ha animado el esfuerzo humano hasta ahora. Está claro que necesita la subordinación de los impulsos e intereses nacionales a las exigencias imperativas de un mundo unificado. Es inconsistente no solamente con cualquier intento por establecer la uniformidad, sino con cualquier tendencia hacia una excesiva centralización. Su meta está bien expresada en el concepto de "la unidad en la diversidad".

Las Escrituras Baha'is visualizan el sistema federado mundial propuesto por Bahá'u'lláh como uno "a favor del cual todas las naciones del mundo voluntariamente habrán de ceder sus derechos de hacer guerra, ciertos derechos de gravar impuestos y todos los derechos de mantener fuerzas armadas, excepto con el propósito de mantener el orden interno dentro de sus respectivos límites". Tal mancomunidad mundial incluiría "una legislatura mundial, cuyos miembros, en calidad de fideicomisarios de toda la humanidad controlarán, en última instancia, los recursos totales de todas las naciones integrantes, y estatuirán aquellas leyes que fueran requeridas para regular la vida, satisfacer las necesidades y ajustar las relaciones de todas las razas y pueblos. Un poder ejecutivo mundial, respaldado por una fuerza internacional, llevar a cabo las decisiones a las que se haya arribado, y aplicar las leyes dictadas por esta legislatura mundial, y proteger la unidad orgánica de toda la mancomunidad. Un tribunal mundial aplicará y dictaminará su veredicto obligatorio y final en todas y cada una de las disputas que surjan entre los diversos elementos constituyentes de este sistema universal". Bajo tal sistema, "un código único de derecho internacional - producto del criterio reflexivo de los representantes federados del mundo -será sancionado por la intervención instantánea y coercitiva de las fuerzas combinadas de las unidades federales...". Al mismo tiempo, "la autonomía de [los] Estados miembros y la libertad personal y la iniciativa de los individuos que la componen [serán] definitiva y completamente resguardadas".

Por lo tanto, la Comunidad Internacional Baha'i urge al Comité Preparatorio que considere iniciativas audaces y creativas para la creación de maquinarias y procedimientos legislativos internacionales. Ningún cambio real es posible sin visión. La Carta de la Tierra que se propone puede contribuir mucho para articular una visión unificada para el futuro y afirmar valientemente los valores sobre los cuales debe descansar. Al trabajar sobre el texto, bien puede ser que el Comité Preparatorio desee referirse a La Promesa de la Paz Mundial, una declaración hecha a los Pueblos del Mundo que fue emitida por la Casa Universal de Justicia en apoyo del Año Internacional de las Naciones Unidas de la Paz (AIP).

Los baha'is en todo el mundo encuentran que el proceso UNCED es un poderoso refuerzo del optimismo que ellos sienten para el futuro de la humanidad. Nosotros creemos que, con el poder del reconocimiento universal de los peligros que en la actualidad enfrenta el planeta, se puede inducir a los gobiernos del mundo para que actúen con valentía en representación de la raza humana como un todo. El resultado bien puede ser no solamente una respuesta efectiva a los problemas de medio ambiente y desarrollo que ahora nos enfrentan, sino también un paso enorme hacia adelante en la construcción de un sistema federal que pueda abordar a la totalidad de los desafíos que enfrenta una raza humana que se integrará rápidamente.

Carta de la Tierra

Carta de la Tierra

Río de Janeiro, Brasil—5 April 1991

5 de Abril 1991

La Comunidad Internacional Baha'i aplaude la proposición del Secretario General de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (UNCED) que una Carta de la Tierra sea uno de los seis componentes principales que serán presentados a UNCED en Río de Janeiro, Brasil, en junio de 1992. En realidad, un acuerdo sobre los "principios que gobiernen las relaciones de los pueblos y naciones entre sí y con la tierra"será esencial "para asegurar nuestro futuro común tanto en términos del medio ambiente como en los del desarrollo". Por lo tanto, damos la bienvenida a esta oportunidad para compartir nuestros puntos de vista sobre los elementos que deben ser considerados para su inclusión en la Carta que se propone.

Es nuestra convicción que cualquier llamado a la acción global para el medio ambiente y para el desarrollo debe tener sus raíces en valores y principios universalmente aceptados. De igual manera, la búsqueda de soluciones para los graves problemas ambientales y de desarrollo del mundo, debe ir más allá de las propuestas técnico-utilitarias y abordar las causas subyacentes a la crisis. Desde el punto de vista Baha'i, las soluciones genuinas requerirán una visión del futuro aceptada globalmente, que se base en la unidad y voluntaria cooperación entre las naciones, razas, credos y clases de la familia humana. Será esencial el compromiso con una norma moral más elevada, con la igualdad entre los sexos y con el desarrollo de habilidades de consulta para el funcionamiento efectivo de los grupos a todos los niveles de la sociedad.

Hay muchas declaraciones sobre el medio ambiente a los que se podría referir la Carta de la Tierra de UNCED y de los que podría obtener material, incluyendo la Declaración de Estocolmo sobre Medio Ambiente Humano (1972), la Declaración de Nairobi (1982), la Carta Mundial de La Naturaleza (1982), y documentos más recientes tales como el Código Universal de Conducta Ambiental (Bangkok, octubre de 1990).

Está claro que una declaración o Carta de la Tierra de UNCED se beneficiaría con la más amplia consulta con los gobiernos y los organismos no-gubernamentales. Por lo tanto, la Comunidad Internacional Baha'i se complace en ofrecer los siguientes elementos para su posible inclusión en tal declaración de principios.

Con la finalidad de reorientar a los individuos y a las sociedades hacia un futuro sustentable, debemos reconocer lo siguiente:

La unidad es esencial si pueblos diversos han de trabajar en pro de un futuro común. La Carta de la Tierra bien podría identificar aquellos aspectos de la unidad que son pre-requisitos para lograr un desarrollo sostenible. Desde el punto de vista Baha'i, "El bienestar de la humanidad, su paz y seguridad son inalcanzables, a menos que se establezca firmemente su unidad".

La explotación irrestringida de los recursos naturales es tan sólo un síntoma de una enfermedad generalizada del alma humana. Cualquier solución a la crisis del medio ambiente/desarrollo debe, por lo tanto, tener sus raíces en un enfoque que promueva equilibrio y armonía espirituales dentro del individuo, entre los individuos, y con el medio ambiente como un todo. El desarrollo material no debe servir tan sólo al cuerpo, sino también a la mente y al espíritu.

Los cambios que se requieren para reorientar al mundo hacia un futuro sustentable involucran grados de sacrificio, integración social, acción desprendida y unidad de propósitos que rara vez se han logrado en la historia humana. Estas cualidades han alcanzado su grado más elevado de desarrollo mediante el poder de la religión. Por lo tanto, las comunidades religiosas del mundo tienen un papel preponderante que desempeñar para inspirar estas cualidades en sus miembros, liberando capacidades latentes del espíritu humano y dando poder a los individuos para actuar de parte del planeta, de sus pueblos y las generaciones futuras.

Nada que sea menos que un sistema federado mundial, guiado por leyes implantables universalmente acordadas, hará que sea posible que los estados naciones puedan manejar cooperativamente un mundo cada vez más interdependiente y que cambia velozmente, posibilitando de esta forma la paz y la justicia social y económica para todos los pueblos del mundo.

El desarrollo se debe descentralizar con el objeto de involucrar a las comunidades en la formulación e implementación de decisiones y programas que afectan sus vidas. Dicha descentralización no necesita entrar en conflicto con un sistema y estrategia globales, sino que aseguraría que los procesos de desarrollo se adapten a la rica diversidad cultural, geográfica y ecológica del planeta.

La consulta debe reemplazar a la confrontación y el predominio con el objeto de lograr la cooperación de la familia de las naciones en planificar e implementar medidas que preservarán el equilibrio ecológico de la tierra.

Solamente a medida que se dé la bienvenida a las mujeres como socias plenas en todos los campos del esfuerzo humano, incluyendo el medio ambiente y el desarrollo, podrá crearse el clima moral y sicológico en que pueda emerger y florecer una civilización pacífica, armoniosa y sustentable.

La causa de la educación universal merece el máximo apoyo, ya que ninguna nación puede tener éxito a no ser que se conceda educación a todos sus cuidadanos. Tal educación debería promover la conciencia tanto de la unidad de la humanidad como de la conexión integral entre los seres humanos y el mundo de la naturaleza. Al nutrir un sentimiento de ciudadanía mundial, la educación puede preparar a los jóvenes del mundo para los cambios orgánicos en la estructura de la sociedad que implica el principio de la unidad.

La Comunidad Internacional Baha'i está lista para contribuir al desarrollo adicional y promoción de una Carta de la Tierra en consulta con otras entidades interesadas.

Combatiendo el Racismo

Combatiendo el Racismo

Exposición escrita presentada par la Comunidad Internacional Baha'i, organización no gubernamental reconocida como entidad consultiva de la Categoría II El Secretario General ha recibido la siguiente comunicación, que se distribuye de conformidad con la resolución 1296 (XLIV) del Consejo Económico y Social.

26 January 1990

La Comunidad Internacional Baha'i elogia las actividades desarrolladas por las Naciones Unidas durante el período 1985-­1989 con miras a aplicar el Programa de Acción para el Segundo Decenio de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial, y expresa su más firme apoyo a las actividades previstas para el bienio 1990­-1991. Tome nota, en particular, del notable estudio sobre los logros alcanzados y los obstáculos surgidos durante los Decenios de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial (E/CN.4/Sub.2/1989/8 y Add. 1 y 2), presentado par el Sr. Asbjørn Eide, Relator Especial de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías.

El racismo es pernicioso y pertinaz, y representa una gran rémora para el progreso humano. La Comunidad Internacional Baha'i cree que sólo será posible contrarrestar eficazmente esta práctica odiosa si se tiene conciencia clara de la unicidad fundamental del género humano y ello se traduce en medidas jurídicas adecuadas que gocen de aceptación universal. Por ello, ofrece a la Comisión las observaciones siguientes relativas a medidas prácticas que podrían promover los objetivos del Programa de Acción.

En primer lugar, la Comunidad Internacional Baha'i desea referirse a la tarea de promover una conciencia universal sobre la unicidad del género humano. A juicio de los Baha'is, la unicidad del género humano supone una interdependencia orgánica dentro de una entidad social corpórea. Esto supone que el bienestar de las partes integrantes de ese cuerpo está indisolublemente ligados al de su conjunto. Más aún, la unicidad esencial del género humano no se circunscribe a su dimensión física, sino que alcanza a los aspectos sociales y espirituales de la vida humana. Nutriendo y desplegando los valores trascendentales del hombre, cabe empezar a considerar la diversidad cultural como expresión de esa verdad básica y universal. Sólo entonces podrán superarse barreras raciales manifiestas. A este respecto, la educación es de capital importancia.

El Relator Especial afirma que las teorías de la superioridad racial basadas en razones biológicas han quedado "totalmente desacreditadas", ya que "contradicen los datos científicos" (E/CN.4/Sub.2/1989/8 y Add.1 y 2, párr. 437). Sin embargo, reconoce que, pese a la gran aportación de los biólogos a la eliminación de "la falsa mitología de la superioridad racial", debería alentarse a los especialistas en ciencias sociales "a explorar los elementos ocultos y subconscientes del racismo y las formas en que se manifiesta" (ibid., párr. 445, recomendación 5). Ganada ya en parte la batalla contra el racismo pseudocientífico, es indispensable que ahora se haga hincapié en este elemento del racismo, si se desea lograr un mayor reconocimiento de las dimensiones sociales y espirituales de la unidad fundamental de la humanidad. La Comunidad Internacional Baha'i suscribe plenamente la recomendación del informe según la cual esa tarea debería llevarla a cabo la UNESCO, en cooperación con el Centro de Derechos Humanos, y deberían intensificarse los esfuerzos para incluir esas conclusiones en todos los niveles del sistema educativo mundial (ibid.). Además, deben hacerse esfuerzos para que la UNESCO pueda preparar cuanto antes material escolar y equipo auxiliar para promover la enseñanza de los derechos humanos, haciéndose especial hincapié en la enseñanza primaria y secundaria.

Además de esas medidas, tal vez sea necesario un mayor esfuerzo con miras a proporcionar los instrumentos pedagógicos adecuados para combatir el racismo. Por ello, la Comunidad Internacional Baha'i recomienda, como ya lo hizo en el pasado, que se elabore y aplique en los diversos países un plan de estudios universal, adaptado, eso sí, a las distintas culturas, que permita inculcar la idea de la unidad orgánica del género humano. Una vez más, la UNESCO puede ser el organismo adecuado para facilitar la elaboración de ese plan de estudios. A este respecto, la Comunidad Internacional Baha'i acoge favorablemente la decisión de la Asamblea General de convocar, durante el bienio 1992-1993, una mesa redonda de expertos encargada de discutir la preparación de materiales didácticos destinados a combatir el racismo y la discriminación racial.

En lo que respeta a la adopción de medidas jurídicas adecuadas encaminadas a la eliminación del racismo y la discriminación racial, la Comunidad Internacional Baha'i elogia las muchas e importantes actividades que las Naciones Unidas y sus organismos desarrollaron el año pasado. En particular, el nuevo Convenio de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes (N° 169), los esfuerzos del grupo de trabajo de la Subcomisión para elaborar una declaración de derechos de los pueblos indígenas, y la convención sobre los trabajadores migratorios y sus familias, que está ya en la fase de negociación, han contribuido a colmar lagunas existentes en el derecho internacional aplicable a los grupos sociales referidos. A este respecto, y como se sugiere en el informe, el examen por las Naciones Unidas de los problemas jurídicos a que han de hacer frente las minorías contribuiría también substancialmente a resolver una cuestión muy controvertida. Entre otras importantes actividades normativas cabe señalar la recomendación del Sr. Eide de que "el Centro de Derechos Humanos debería acelerar sus esfuerzos para elaborar leyes modelo encaminadas a prevenir la discriminación racial" (ibid., recomendación 39). Esas leyes brindarían a los Estados normas voluntarias con las que podría armonizarse la legislación interna.

Un proceso semejante en el plano nacional, junta a una más amplia ratificación de los instrumentos internacionales y, muy en particular, de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, proporcionaría un amplio régimen jurídico para la lucha contra el racismo y la discriminación racial. Hay que señalar asimismo que la formalización de declaraciones de conformidad con el artículo 14 de la referida Convención, sobre comunicaciones de personas o grupos de personas, serviría también para aumentar sensiblemente la virtuosidad y eficacia de los instrumentos internacionales de derechos humanos y para promover una mayor cooperación internacional.

La Comunidad Internacional Baha'i ha participado ampliamente en actividades destinadas a erradicar el racismo y la discriminación racial. Ha acogido favorablemente la proclamación del Segundo Decenio para la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial y, entre otras cosas, ha distribuido el texto del Programa de Acción para el Segundo Decenio entre sus 148 filiales nacionales. En los últimos años, muchas de esas comunidades han patrocinado reuniones públicas, conferencias, cursos de verano, artículos de prensa, programas de radio y exposiciones en apoyo de los objetivos del Segundo Decenio. Además, imbuidos del espíritu creador que se derive de la participación de las bases, los Baha'is de varios países han establecido comités de unidad racial, en los que participan miembros de todas las razas, que han elaborado programas destinados a combatir los prejuicios raciales y a establecer lazos de respeto mutuo entre los pueblos de las distintas razas en sus comunidades locales. Dichos comités han intentado ayudar a los Baha'is a liberarse de sus propios prejuicios raciales y han tratado de contribuir, además, a eliminar los prejuicios raciales en la sociedad en general mediante una amplia colaboración con personalidades del gobierno, la enseñanza y la religión. Pese a los obstáculos, inevitables, con que tropiezan los Baha'is en el proceso iniciado para erradicar el racismo de sus comunidades, su experiencia ha sido positiva e integradora.

La Comunidad Internacional Baha'i sostiene firmemente que las fuerzas constructivas que contribuyen hoy a configurar la evolución del género humano se están manifestando con mayor intensidad cada día. Por eso abriga la profunda esperanza de que la comunidad internacional saque partido de esas fuerzas y aproveche las oportunidades que brindan para lograr así, en la segunda mitad del Segundo Decenio de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial, victorias sin precedentes que permitan hacer frente a los nuevos desafíos.

GE.90-10141/4342E

La Declaración Universal de Derechos Humanos

La Declaración Universal de Derechos Humanos

Comisión de Derechos Humanos 45° período de sesiones Tema 8 del programa Cuestión de poner en práctica, en todos los paises, los derechos económicos, Sociales y culturales que figuran en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el pacto internacional de derechos económicos, sociales y culturales, y estudio de los problemas especiales con que se enfrentan los paises en desarrollo en sus esfuerzos para la realización de estos derechos humanos Exposición escrita presentada por la Comunidad Internacional Baha'i, organización no gubernamental reconocida como entidad consultiva de la Categoría II El Secretario General ha recibido la siguiente comunicación, que se distribuye de conformidad con la resolución 1296 (XLIV) del Consejo Económico y Social. Temas 8 a) y b) del programa

20 January 1989

20 de Enero de 1989

La Comunidad Internacional Baha'i está convencida de que "el derecho a disfrutar de un nivel de vida adecuado" y "el derecho al desarrollo"son realizables, pero exigirán la plena utilización y coordinación de todos los recursos humanos y materiales del Planeta. Por lo tanto, la Comunidad Internacional Baha'i apoya plenamente la declaración sobre el derecho al desarrollo --aprobada en 1986-- en que se establecen las normas mediante las cuales todas las naciones pueden medir los progresos hechos en la consecución de estos objetivos. Además, encomia las iniciativas tomadas por la Comisión y por su Grupo de Trabajo de Expertos Gubernamentales para determinar las medidas prácticas que permitan aplicar la Declaración.

El derecho a disfrutar de un nivel de vida adecuado y el derecho al desarrollo están, en realidad, al alcance de las naciones. Los Baha'is creen que los adelantos científicos y tecnológicos que se están logrando en este siglo trascendental anuncian un gran avance en la evolución social de la humanidad, y aportan los medios necesarios para resolver sus problemas prácticos. De hecho, hacen posible la administración de la vida compleja de un mundo unido.

Sin embargo, subsisten los obstáculos. Las dudas, las malas interpretaciones, los prejuicios, las sospechas y los egoísmos estrechos erizan de dificultades las relaciones entre las naciones y los pueblos. Lamentablemente, los árbitros de los asuntos humanos, en vez de abrazar el concepto de la unidad de la humanidad y de fomentar la concordia entre los diferentes pueblos, han tendido a deificar al Estado, a subordinar al resto de la humanidad a una nación, raza o clase, a intentar suprimir todo debate e intercambio de ideas, o a abandonar cruelmente a millones de hambrientos al funcionamiento de un sistema de mercado que, sin duda alguna, está agravando la difícil situación de la mayoría de la humanidad, permitiendo al mismo tiempo que unas pequeñas minorías vivan en condiciones de opulencia sin precedentes.

Para eliminar los "efectos que el injusto orden económico internacional actual tiene sobre las economías de los países en desarrollo, y el obstáculo que ello representa para la aplicación de los derechos humanos y las libertades fundamentales" los Baha'is-- creen que debe proclamarse y aceptarse universalmente el concepto de la unidad de la humanidad, y que deben reconocerse sus inmensas consecuencias.

En opinión de los Baha'is, el reconocimiento de la unidad de la humanidad exige nada menos que la reconstrucción y la desmilitarización del mundo. La humanidad debe buscar un mundo orgánicamente unido en todos los aspectos esenciales de su vida, sus mecanismos políticos, su aspiración espiritual, su comercio y finanzas y, no obstante, infinita en la diversidad de las características nacionales de sus unidades federadas. Para nosotros, la unificación de la raza humana y del planeta no es una mera esperanza piadosa. Por el contrario, es el desafío decisivo del período histórico actual y el requisito básico para resolver la mayoría de los problemas sociales.

Tema 8 c) del programa

Un elemento esencial de la idea Baha'i sobre la participación popular en el desarrollo es el concepto, igualmente estimulante, de la naturaleza y el propósito de la existencia humana. En opinión de los Baha'is, el hombre no es ni una criatura caída ni el mero producto de las fuerzas socioeconómicas. El alma racional, a juicio de los Baha'is, es un fenómeno con potencialidades ilimitadas intelectuales, espirituales, emocionales y morales. El servicio a la humanidad es una de las influencias esenciales que revelan las facultades individuales.

En este contexto, la Comunidad Internacional Baha'i opina que la participación popular es indispensable para el desarrollo y para la plena realización de todos los derechos humanos. Creemos que inculcar el respeto del principio del servicio a la humanidad despertará y mantendrá una motivación que, aunada a la adquisición de conocimientos prácticos y de una tecnología, abrirá posibilidades aún no imaginadas para el desarrollo nacional e internacional. En particular, los programas de enseñanza a nivel popular pueden ayudar a los jóvenes a acrecentar la confianza en sí mismos y a adquirir los conocimientos especializados necesarios para contribuir al proceso de desarrollo de sus propias comunidades.

Además, la Comunidad Internacional Baha'i cree que es especialmente importante promover la participación entre grupos tradicionalmente oprimidos o desatendidos, tales como los pueblos indígenas y las mujeres, para que puedan asumir el papel que les corresponde en la adopción de decisiones en materia de desarrollo que los afectan directamente.

La participación activa de la mujer, propugnada en el artículo 8 de la Declaración sobre el derecho al desarrollo, es crítica para el proceso de desarrollo. En la mayoría de las sociedades, la mujer ha sido relegada a un papel inferior en el orden social, aunque soporta el mayor peso del trabado cotidiano. No sólo debe permitirse a la mujer desempeñar un papel más destacado en la búsqueda de soluciones para los problemas con que se enfrentan sus comunidades, sino que se le debe alentar a ello. Por lo tanto, uno de los objetivos de los programas de desarrollo debe ser el mejoramiento de la condición de la mujer.

Para el proceso de desarrollo es indispensable fomentar una creencia genuina en la unidad de la humanidad, una conciencia de la interdependencia mundial y un compromiso moral respecto del servicio a la humanidad, tanto en los países en desarrollo como en los países desarrollados. Por una parte, crea en los pueblos que han sido oprimidos un sentido de dignidad y de confianza en sí mismos. Por otra parte, desenmascara y contrarresta las prácticas económicas injustas y explotadoras en las sociedades que las perpetran, restaurando así su integridad, y permitiendo que cumplan más adecuadamente sus obligaciones internacionales.

Observaciones finales

El enfoque Baha'i del desarrollo parte de la premisa de que, en la actualidad, todos los pueblos, en la medida en que son capaces de consultar sus necesidades en un espíritu de unidad, parecen encontrar en sí mismos la dirección y la capacidad para el desarrollo. Teniendo en cuenta este criterio básico, los valores y las necesidades materiales no resultan artificialmente separados entre sí, la educación adquiere consecuencias importantes, tanto morales como prácticas. El aprender la disciplina que entraña la adopción de decisiones es tan importante como los beneficios materiales que resultan de esas decisiones. Estos son los rasgos que caracterizan a las iniciativas de desarrollo Baha'is en todo el mundo, a saber, la integración de lo moral y lo práctico, una unidad de concepción que permite a una gran flexibilidad en la aplicación y, sobre todo, la habilidad para suscitar y mantener la motivación.

Aunque los proyectos de desarrollo Baha'is representan sólo una fracción pequeñísima de los que se están ejecutando actualmente en todo el mundo, su éxito mas importante ha sido sistemático y cualitativo más que cuantitativo. La comunidad internacional Baha'i cree que el estudio cuidadoso del modelo de comunidad que los Baha'is han construido penosamente en los últimos decenios dará muchas satisfacciones a quienes se interesan en los problemas del desarrollo.

GE.89-15450/7906s BIC Document #89-0120S

La Integración de la Mujer en el Desarrollo Económico y Social de America Latina y el Caribe

La Integración de la Mujer en el Desarrollo Económico y Social de America Latina y el Caribe

TEMA 4 DEL PROGRAMA: Revisión y evaluación crítica de algunos aspectos de la condición de la mujer en la región, incluso su integración en el mercado laboral, mujeres jefes de familia y el papel de la mujer en el comercio en el Caribe.

Ciudad de Guatemala, Guatemala—27 September 1988

Ciudad de Guatemala, Guatemala
27­ al 30 De Septiembre de 1988

Como bien se sabe, la discriminación sistemática contra la mujer no sólo hizo de ella la víctima principal de una pobreza en expansión, sino también suscitó actitudes malsanas en el hombre. Por el hecho que a la mujer se le niega educación y capacitación técnica, que ella está restringida por la familia el trabajo y las estructuras sociales que favorecen al hombre y que a demás se la excluye del proceso de la toma de decisiones a todo nivel, ella frecuentemente tiene que trabajar en el sector no-formal de la economía como comerciante y vendedora ambulante de comida, sin protección de la legislación y sin beneficio de las mejoras generales de las condiciones laborales, mientras tanto, el hombre desarrolla actitudes de superioridad y hábitos de opresión que lleva de la familia al lugar de trabajo, a la vida política y, en última instancia, a las relaciones internacionales.

Estudios llevados a cabo durante la Década de las Naciones Unidas para la Mujer han mostrado, sin embargo, que la integración de la mujer en los proyectos de desarrollo ya existentes no mejora necesariamente sus condiciones de vida. Si los proyectos en sí no toman en cuenta las necesidades reales de la mujer, su participación no puede ser de mucha ayuda. Desde luego, las soluciones efectivas a problemas locales, puesto que requieren a menudo recursos de gobiernos y de agencies externas, tienen que ser generadas en consulta con aquellos a quienes se espera servir ­- hombres y mujeres. La mujer, por lo tanto, no tiene que ser incluida sólo como ejecutante y beneficiaria de los proyectos de desarrollo, sino también como autora y planificadora.

Como verdaderos asociados, la mujer y el hombre tendrían que identificar juntas las necesidades de la comunidad y responder creativamente con soluciones apropiadas. Un proceso de desarrollo social y económico promovería no sólo el bienestar material sino también el bienestar espiritual de la comunidad. Desde el punto de vista de la Comunidad Internacional Baha'i, la mujer puede contribuir a la solución de problemas con cualidades especiales, de valor particular en la planificación económica, e incluso con aquellas cualidades que incrementan sus capacidades de creadora de paz y con la sabiduría derivada de su conocimiento de asuntos sociales fundamentales como los domésticos y otros. Este enfoque humano de mayor integración tomaría, por supuesto, en consideración el papel crucial que desempeña la mujer como madre, educadora, nutricionista, promotora de salud y proveedora de apoyo emocional para toda la familia.

La importancia de la educación no se puede enfatizar demasiado. La educación de las mujeres de todas las edades es particularmente importante, porque es uno de los medios más eficientes de difundir el beneficio del conocimiento en todos los niveles de la sociedad, ya que la mujer es la primera educadora de los niños. Más aún, la educación eleva la condición de la mujer, permitiéndole participar más en los asuntos de la comunidad. Finalmente, el desarrollo de sus talentos y habilidades capacitará a la mujer para contribuir con su percepción y sensibilidad especiales a todas las esferas de actividades humanas.

La mejora de la condición de la mujer también requerirá un cambio de las actitudes del hombre. Este cambio de actitud tiene que ser una de las metas de la educación. Los niños y las niñas deben criarse con el principio de la igualdad de los sexos, y tienen que aprender desde muy jóvenes a desarrollar sus capacidades de cooperar. Los medios de comunicación pueden ayudar a promover actitudes de igualdad y presentar modelos de roles positivos tanto para el hombre como para la mujer. El teatro popular, los títeres y otras estrategias creativas pueden involucrar a la comunidad en foros abiertos en los cuales se examinarían y cambiarían aquellas actitudes que no promuevan la salud y el bienestar de la sociedad.

La Comunidad Internacional Baha'i cree que el bienestar de la humanidad, la realización del desarrollo social y económico y el establecimiento de la paz mundial requieren el reconocimiento de la igualdad del hombre y la mujer como un principio espiritual y, por consiguiente, de la participación de la mujer con el hombre en todas las esferas de actividades humanas. Miles de comunidades locales Baha'is en América Latina y el Caribe están involucrados en este proceso de integración del hombre y de la mujer en todos los aspectos de la vida comunitaria y en la toma de decisiones. Quisiéramos compartir con Ustedes algunos de los puntos de nuestra propia experiencia que nos parecen valiosos.

  1. En las comunidades Baha'is, tanto el hombre como la mujer, como acto de FE, están comprometidos en la implementación del principio de igualdad. Ambos se ocupan en desarrollar actitudes apropiadas a la condición de igualdad de la mujer. De hecho, el hombre, por su pertenencia a una comunidad Baha'i, está aprendiendo por experiencia que cuando la mujer está integrada del todo en la vida comunitaria, todos se benefician.
  2. Desde el inicio de la comunidad Baha'i, la mujer se involucró en el procedimiento electoral de las instituciones de dicha comunidad. Las asambleas locales elegidas que guían los asuntos de la comunidad Baha'i han contribuido mucho a fomentar la participación de la mujer y a nutrir el respeto por los diversos puntos de vista. Estas organizaciones de base involucran a la comunidad en la identificación de sus necesidades, en la elaboración de planes, y en la realización de los mismos. Entre sus inquietudes están la educación de los niños y la implementación de proyectos de servicio que benefician a toda la comunidad. En el mundo entero, se está eligiendo cada vez más a mujeres Baha'is en estas asambleas locales, de tal modo que ellas ejercen responsabilidades en calidad de miembros y ganan así experiencia en la toma de decisiones.
  3. La participación regular del hombre y la mujer Baha'is en el procedimiento de la consulta los acostumbra a solucionar problemas en colaboración. La consulta requiere que cada persona brinde sus puntos de vista libremente al grupo, en búsqueda de una respuesta que provea el bienestar de la comunidad en su conjunto. Sin embargo, una vez que estos puntos de vista se han dado, no pertenecen más a la persona quien los ha dado, sino que están considerados como propiedad del grupo. La decisión a la cual se llega por este procedimiento queda, asimismo, aceptada como el producto del grupo y no de algún individuo en particular.
  4. Un paso hacia una mayor participación de la mujer ha sido la formación de grupos consultivos de mujeres. En estos grupos, las mujeres, quienes estaban a menudo aisladas unas de otras, pueden compartir sus experiencias, practicar la consulta, darse ánimo y elaborar planes. Esta experiencia las prepara para el servicio en las asambleas locales elegidas y las anima a expresar sus puntos de vista. Estos grupos también constituyen un lugar para la alfabetización, el crecimiento espiritual e intelectual y para la difusión de informaciones sobre la salud, la nutrición, el cuidado de los niños y otras informaciones prácticas.
  5. El incentivo de la comunidad es esencial. Los planes ideados por estos grupos consultivos se someten a la asamblea elegida que va a consultar, aprobar y hacer recomendaciones subsecuentes a la comunidad que los va a llevar a cabo. El desarrollo del espíritu comunitario en apoyo a sus iniciativas, les da a las mujeres el coraje necesario y crea el ambiente moral y psicológico posibilitando un cambio dinámico y armonioso, lo cual es la meta de todo proyecto de desarrollo Baha'i.

La Comunidad Internacional Baha'i tiene el agrado de brindar estos breves comentarios y sugerencias a favor de un marco permitiendo la integración total de la mujer en todos los aspectos del desarrollo y de la sociedad. Estamos dispuestos a extenderle a la CEPALC, en el espíritu de cálida cooperación, la experiencia y asistencia de las comunidades Baha'is en toda América Latina y el Caribe para lograr una majar calidad de vida para los pueblos de dicha región.

Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorias

Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorias

Declaración de la Comunidad Internacional Baha'i en el cuadragésimo período de sesiones de la Subcomisión de las Naciones Unidas de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías Sexto período de sesiones del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas Tema 5 del programa: Actividades normativas: Evolución de las normas relativas a los derechos de las poblaciones indígenas

Geneva—1 August 1988

Ginebra
1 al 5 de Agosto de 1988

Señora Presidenta,

En este período de sesiones, el Grupo de Trabajo ha empezado una nueva temporada en cuanto a sus esfuerzos. Después de seis años de examen cuidadoso de los problemas y temas concretos con los cuales se enfrentan los pueblos indígenas y sus gobiernos, el Grupo de Trabajo está preparado para comenzar la redacción de una declaración internacional que salvaguarde los derechos y promueva el estatuto de los pueblos indígenas. A lo largo de esos seis años, los miembros del Grupo de Trabajo, y de las numerosas organizaciones indígenas que han contribuido en las actividades del mismo, han mostrado una gran dedicación, sinceridad y buena voluntad al proseguir con sus tareas. Sus esfuerzos están a punto de dar frutos.

La Comunidad Internacional Baha'i la felicita a Usted, Señora Presidenta, por la preparación de un proyecto bien concebido de un conjunto de principios sirviendo de punto de partida para la discusión. Quisiéramos hacer unos comentarios sobre dichos principios, sobre el contenido de una declaración concerniente a los derechos de los indígenas y sobre el procedimiento de redacción de la declaración.

Para empezar, pensamos que cualquier declaración concerniente a los derechos de los pueblos indígenas debe enfatizar cuatro principios mayores: primero, el respeto por las comunidades indígenas y sus culturas; segundo, el aprecio por la diversidad cultural; tercero, la plena participación de los pueblos indígenas; y cuarto, la cooperación entre los pueblos indígenas y sus gobiernos.

Primero, una declaración tendría que insistir en el derecho que tienen los pueblos indígenas de mantener y desarrollar sus culturas y modos de vida únicos. La declaración tiene, por supuesto, que condenar categóricamente el genocidio, la discriminación legalmente aprobada y otras formas directas de opresión. Pero también tendría que fomentar los esfuerzos que apuntan a erradicar formas más sutiles de discriminación y prejuicio dirigidos contra los pueblos indígenas.

Segundo, la diversidad cultural: los pueblos indígenas han sufrido una opresión terrible porque nuevos colonizadores no toleraban la diversidad, sino que consideraban sus propias culturas como superiores y más avanzadas. El aprecio por culturas y características étnicas distintas es, del punto de vista Baha'i, un requisito esencial para la eliminación de la discriminación contra las poblaciones indígenas. Por consecuencia, estamos convencidos que una declaración tendría que pedir medidas educacionales que procuran suscitar una conciencia de la diversidad cultural y un aprecio por la misma. Todos -- tanto los pueblos indígenas como los miembros de otras culturas -- tendrían que tener la oportunidad de beneficiar de programas educacionales cuyes metas son la abertura de espíritu y la profundización de la comprensión entre los pueblos indígenas y la sociedad dominante, como también entre los distintos grupos de pueblos indígenas entre sí. Por esas razones, acogemos con beneplácito el principio 11 del proyecto de declaración, adoptado por el Grupo de Trabajo en su último período de sesiones, principio que afirma el derecho de los pueblos indígenas "de promover la información y la educación interculturales, reconociendo la dignidad y la diversidad de sus culturas."

Tercero, los pueblos indígenas deben tener el derecho de participar plena y activamente en sus sociedades nacionales y en decisiones que los afectan. Su participación enriquecerá la vida de sus comunidades nacionales. De más importancia aún es el hecho que eso les permitirá de guiar sus propios destinos. Una participación plena y activa ayudará a los pueblos indígenas a desarrollar la confianza, la voluntad de autonomía colectiva y la habilidad de dirigirse a sí mismos, todas cualidades esenciales para jugar un papel activo cuando se trata de proporcionar un bienestar social, económico y espiritual de más nivel a su gente. Les permitirá de volverse miembros coparticipantes de sus comunidades nacionales, al mismo tiempo que conservarán sus culturas e identidades únicas. Una declaración tiene que pedir medidas que favorezcan el desarrollo de oportunidades para este tipo de participación activa de los pueblos indígenas.

Cuarto y último punto, la cooperación entre los pueblos indígenas y sus gobiernos es esencial. Desde el punto de vista Baha'i, el respeto por culturas distintas se alcanza tan sólo si somos capaces de percibir, debajo de nuestras variaciones culturales, nuestra unidad esencial de raza humana única. El respeto mutuo no sucederá por el separatismo o el antagonismo. Los pueblos indígenas sienten un enfado muy comprensible ante las injusticias que han sufrido. Pero la mejora de su situación actual requiere un diálogo nuevo entre los pueblos indígenas y sus gobiernos -- una comunicación positiva cuyo propósito es encontrar medios de promoción de los derechos de los indígenas y de su participación. Una declaración tendría que exigir esta cooperación. Tendría que recomendar la creación de un mecanismo permanente - tal vez un mediador o un sucesor a este Grupo de Trabajo -- a fin de ayudar a los pueblos indígenas y a sus gobiernos a ponerse de acuerdo sobre una base regular de manera que puedan clarificar los problemas y las perspectivas y discutir los remedios y las soluciones de manera constructiva.

Señora Presidenta, la Comunidad Internacional Baha'i considera que el proyecto que preparó Usted enuncia admirablemente, de manera objetiva y positiva, los cuatro principios que hemos subrayado -- respeto por la cultura indígena, aprecio por la diversidad, participación plena y cooperación. Asimismo como pensamos que una declaración sobre los derechos de 106 indígenas tiene que enfocar estos principios en su esencia, también es nuestra convicción que los mismos tienen que caracterizar el procedimiento de redacción de una declaración. El procedimiento de redacción tendría que reflejar una comprensión de los modos de vida únicos que han cultivado los pueblos indígenas y fomentar esfuerzos para proteger dichos modos. Al redactar la declaración, el Grupo de Trabajo tendría que buscar opiniones de grupos y organizaciones indígenas tan variados como posible, ilustrando así en la práctica el aprecio por la diversidad cultural que la declaración ha de abrazar. Además tendría que fomentar la participación activa de los grupos indígenas en el procedimiento de redacción y favorecer el espíritu de cooperación en esta empresa delicada pero crucial.

Señora Presidenta, es evidente que el Grupo de Trabajo se está esforzando para manifestar las cualidades que acabamos de mencionar. Aplaudimos al Grupo de Trabajo por este logro. Brilla como ejemplo para otros órganos de derechos humanos de las Naciones Unidas en cuanto a las posibilidades de permitir a las víctimas de discriminaciones -- en este caso, los pueblos indígenas -- de tener una voz que se escucha en medio de los esfuerzos mundiales para mejorar su situación. El Grupo de Trabajo ha enfocado la cuestión de la salvaguardia de la cultura indígena, siempre reconociendo el vasto conjunto con facetas tan múltiples de culturas que merecen protección. Solicitó concienzudamente la participación enérgica de los pueblos indígenas en sus deliberaciones, y también mantuvo un ambiente de buena voluntad y cooperación. Si el Grupo de Trabajo continúa siguiendo el camino que se ha trazado con tanta sabiduría, confiamos en que logrará cumplir con su importante misión.

La Condición Jurídica y Social de la Mujer

La Condición Jurídica y Social de la Mujer

Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer 32° período de sesiones Tema 5 b) del programa*

Vienna—17 March 1988

Viena
14 al 23 de Marzo de 1988

La Comunidad Internacional Baha'i reconoce que el proceso de solución de los problemas que enfrenta la mujer de las zonas rurales requiere tiempo, además de energía. Celebra las medidas esbozadas en el informe del Secretario General sobre la mujer de las zonas rurales y le complace en poder señalar que muchas de sus comunidades miembros ya están aplicando programas que se ajustan a las recomendaciones formuladas.

La Comunidad Baha'i acoge con especial beneplácito el llamamiento hecho a las propias mujeres de las zonas rurales para que reconozcan la necesidad de ser participantes plenas y en pie de igualdad en las actividades productivas, tanto en calidad de contribuyentes como de beneficiarias.

La experiencia adquirida por las comunidades Baha'is en proyectos de desarrollo muestra que los valores preconizados por las comunidades e individuos influyen en el grado de cambio social que puede lograrse. Sin embargo, en los documentos y en las actividades y proyectos de investigación relacionados con el desarrollo, rara vez se pone de relieve la necesidad de cambiar las actitudes básicas que refuerzan la aceptación de la desigualdad de las funciones que la mayoría de las sociedades atribuyen a la mujer. La Comunidad Baha'i está convencida de que es necesario promover un clima de mayor sensibilización a fin de fomentar el cambio. Las actitudes de la sociedad respecto de la mujer rigen la vida de ésta, determinan sus actividades, prescriben sus limitaciones y perfilan sus responsabilidades y deberes.

La Comunidad Baha'i desearía recomendar dos medidas de carácter práctico. La primera consiste en alentar a los Estados Miembros a que aprovechen todos los medios de comunicación, tanto los tradicionales como los nuevos, a fin de fomentar un clima propicio al cambio social para el adelanto de la mujer. La segunda medida consiste en promover la educación de las niñas. Se ha demostrado una y otra vez que la ampliación de la enseñanza pública puede tener efectos considerables para las demás actividades encaminadas al desarrollo: la agricultura, la salud, la vivienda, la higiene pública y el medio ambiente.

Varios proyectos de desarrollo también han demostrado que la vida de la población puede resultar considerablemente modificada por la difusión de mensajes apropiados a través de los medios de comunicación, reforzados con actividades prácticas. Esto se está logrando, por ejemplo, en la esfera de la salud, en que los programas difundidos a través de los medios de comunicación están modificando las actitudes fundamentales de la población con respecto a las enfermedades diarreicas. En algunos casos, se persuade a las personas a que cambien radicalmente su comportamiento habitual (por ejemplo, a que alimenten a los niños durante un período diarreico en vez de suprimir toda alimentación) En los programas de carácter demográfico, la comercialización social tiene por objeto alentar incluso a aquellas personas que puedan tener una disposición negativa con respecto a la planificación familiar a adoptar una actitud social más responsable.

A juicio de la Comunidad Internacional Baha'i, es fundamental para el éxito de las recomendaciones del Secretario General poner en práctica proyectos por conducto de los medios de comunicación con miras a modificar las actitudes y el comportamiento respecto de la mujer y de las cuestiones relacionadas con ella. La comunicación para el desarrollo ya constituye una esfera de actividades firmemente establecida. Gracias a investigaciones preliminares sobre las actitudes vigentes, es posible determinar, por una parte, los grupos a que se deben dirigir los esfuerzos y, por otra, los mensajes apropiados para cada grupo, así como los vehículos adecuados para la difusión de dichos mensajes.

A menudo puede ser necesario dirigir un mensaje importante a un grupo que no sea el beneficiario. Uno de los grupos principales a que pueden dirigirse los medios de comunicación en relación con proyectos de desarrollo para el adelanto de la mujer podría perfectamente ser la población masculina. Cada país ha de determinar el grado de intensidad que debe darse a la estrategia de comunicación para que resulte más eficaz: una campaña intensiva, de corta duración y gran visibilidad, o una campaña de carácter acumulativo cuyas repercusiones lleguen a un público más reducido pero vayan haciendo su efecto a lo largo de cierto tiempo.

Además de los medios de comunicación de masas, otros vehículos apropiados para transmitir los mensajes de cambio a las zonas rurales son actividades como el teatro popular, incluida la utilización de canciones y títeres. Estas actividades pueden reforzar los debates en los foros abiertos más tradicionales.

Como lo demuestra la participación de las mujeres en programas para el adelanto de la mujer, cuando la aldea apoya las iniciativas individuales se crea una relación de fortalecimiento mutuo. Este proceso de creación de un espíritu comunitario con miras a apoyar y reforzar los esfuerzos individuales desplegados por las mujeres se logra mediante la ejecución de un programa de educación y comunicación previo a la realización de actividades en el marco de proyectos. Los programas de desarrollo social de las comunidades Baha'is se caracterizan por los esfuerzos para alcanzar este tipo de relación progresiva, dinámica y, sobre todo, armoniosa.

El concepto fundamental en que se basa el enfoque dual de la comunicación y la educación es que la modificación de los comportamientos y actitudes pueden ser prescritos por ley pero no siempre impuestos. Lo que la legislación sí puede lograr es permitir la introducción de nuevas ideas en una comunidad, las cuales pasan a ser objeto de reflexión y son finalmente adaptadas y adoptadas en forma armoniosa y no agresiva. Un programa de comunicación y educación fomenta el diálogo e involucra progresivamente a los participantes en el proceso de desarrollo hasta que el estímulo para el cambio surge de la propia comunidad. Esto optimiza las posibilidades de continuidad una vez que ha cesado el apoyo externo.

La Comunidad Internacional Baha'i ofrece estas observaciones y recomendaciones como contribución a la elaboración de un marco para la ejecución de actividades en pro del desarrollo. Apoya plenamente las recomendaciones contenidas en el informe del Secretario General y está dispuesta a brindar toda la asistencia que sea posible con miras a difundir estas directrices.

* E/CN.6/1988/1

Eliminación de la Intolerancia Religiosa

Eliminación de la Intolerancia Religiosa

Tema 23 del programa: Aplicación de la Declaración sobre la Eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones

Ginebra, Suiza—17 February 1988

17 de Febrero de 1988

"Todas las religiones enseñan que tendríamos que amarnos unos a otros; que tendríamos que buscar nuestros propios defectos antes de pretender condenar las imperfecciones de los demás; que no tenemos que considerarnos superiores a los demás."

Si toda la gente respetara estas normas descritas en el pasaje de los escritos que acabamos de citar, la intolerancia religiosa cesaría de manchar los asuntos humanos. Los ideales de la Declaración de 1981 se harían realidad para las víctimas de las persecuciones religiosas.

La Comunidad Internacional Baha'i piensa que normas internacionales obligatorias para la protección a los derechos humanos son de suma importancia. Por esta razón, estamos siguiendo con gran interés las recientes discusiones en la Subcomisión y la Comisión acerca de la posible elaboración de un instrumento internacional obligatorio que trate la libertad de religión o convicciones, instrumento inspirado por las recomendaciones contenidas en el excelente estudio de la Sra. Odio Benito. Estamos, sin embargo, convencidos de que a lo largo de este procedimiento tan delicado es importante no perder de vista los criterios ya enunciados en la Declaración de 1981. Como lo indicó en su informe del año pasado el Relator Especial de la Comisión, el Dr. Ribeiro, estos criterios pueden considerarse como directivas morales para aquellos Estados que votaron a favor de la Declaración en 1981.

También pensamos que las manifestaciones contemporáneas de la intolerancia religiosa merecen una atención particular. Por eso hemos estudiado con interés el informe anterior del Dr. Ribeiro; esperamos que su mandato sea nuevamente prorrogado por la Comisión y queremos enfatizar la importancia de la creación de un consenso amplio, y que no sea partidario, en lo concerniente a la eliminación de la intolerancia religiosa.

Si bien el Dr. Ribeiro ha optado por concentrar su atención en las violaciones de la libertad religiosa en siete países, también es importante recordar siempre que son muchos los países que sufren de la perniciosa influencia de la intolerancia religiosa. Los esfuerzos dedicados a aplicar la Declaración de 1981 y a formular una convención final deben ser guiados por el reconocimiento de que el problema es de naturaleza universal.

Desde el punto de vista Baha'i, un medio crucial para aplicar la Declaración de 1981 es el desarrollo de la tolerancia entre los individuos y la abolición de la exclusividad religiosa y del fanatismo. El Dr. Ribeiro señaló con mucha razón que las actitudes intransigentes, las revendicaciones de unos creyentes a tener la verdad en exclusividad absoluta y la denegación del derecho de cada uno a ser diferente son todas causas fundamentales de la discriminación religiosa.

Desde luego, los seres humanos tienden a considerar sus propias creencias como las verdaderas y las de los otros como las equivocadas. Sugerimos que esto es debido a una interpretación errónea de los principios de su propia fe, interpretación que sostiene la tesis de la exclusividad y, a veces, del derecho a perseguir a creyentes de otras religiones por defender su versión de la verdad. Los escritos Baha'is advierten a la humanidad que abandone semejantes actitudes de intolerancia y las reemplace con respeto mutuo y tolerancia.

¿Cómo se puede suprimir el dogmatismo religioso de la mente y del corazón humanos? En primer lugar, pensamos que todas las grandes religiones del mundo se han originado en la misma Fuente, venerada igualmente par los Baha'is, los budistas, los cristianos, los hindúes, los judíos y los musulmanes, así como por los adeptos de otras religiones. Las enseñanzas procediendo del fundamento de cada religión -- por ejemplo, el amor al próximo -- son esencialmente las mismas, y asumimos que reflejan una solo verdad universal.

La comprensión de este punto permitirá a cada uno, cualquiera sea su religión, considerar las demás religiones con el respeto debido. Este enfoque promueve la tolerancia entre la gente de creencias distintas, a pesar de las diferencias que tal vez existan en sus prácticas religiosas exteriores. Por esa razón, acogemos con agrado la sugerencia del Dr. Ribeiro de que se tendría que fomentar el diálogo interreligioso y que discusiones de este tipo habrían de tener como propósito el "enfatizar las similitudes entre las distintas religiones y creencias más bien que sus diferencias."

Según nuestra Fe, todas las grandes religiones se reúnen en los principios fundamentales que abrazan; con relación a eso, los escritos Baha'is preconizan la obligación moral para cada uno de investigar la verdad de manera independiente. Las religiones y las creencias no deben nunca imponerse a la gente. Los escritos Baha'is indican que en vez de eso cada persona tendría que utilizar sus propias capacidades intelectuales, su razón y su mente para investigar la verdad.

El principio de la investigación independiente de la verdad puede ayudar a curar las heridas infligidas por la intolerancia, y eso de al menos dos maneras importantes. Por un lado, induce a cada uno a actuar humildemente con los demás, en vez de tener aires de superioridad, y a respetar su derecho de elegir las creencias que les parezcan mejores según su propia búsqueda de la verdad.

Por el otro lado, pensamos que, si se le permite a la gente hacerse preguntas sobre los dogmas transmitidos de generaciones en generaciones e investigar la verdad utilizando sus propias facultades de percepción, entonces desarrollará un aprecio auténtico par la tolerancia religiosa.

Por consiguiente, acogemos con beneplácito las iniciativas concebidas con el afán de incrementar el respeto por las distintas creencias y por la comprensión entre las religiones. Es por eso, por ejemplo, que la Comunidad Internacional Baha'i participó activamente, con otras organizaciones no gubernamentales, en los proyectos elaborados para la Segunda Conferencia Internacional sobre la Tolerancia hacia la Diversidad de Religión o de Convicciones, conferencia que tendrá lugar en 1989 en Varsovia, Polonia.

Lucha Contra el Racismo y la Discriminación Racial

Lucha Contra el Racismo y la Discriminación Racial

Tema 17(b) del programa: Aplicación del Programa de acción para el Segundo Decenio de la lucha contra el racismo y la discriminación racial [February, 1947]

Ginebra—10 February 1988

10 de Febrero de 1988

El año pasado, la Comisión decidió, en la resolución 1987/12, que la cuestión a tomar en consideración este año en el marco de este tema sería la cuestión de los principales obstáculos a la eliminación total del racismo, la discriminación racial y el apartheid. Acogemos con satisfacción el informe preparado por el miembro de la Subcomisión, el Sr. Asbjorn Eide sobre los logros del primer Decenio de la lucha contra el racismo y la discriminación racial y sobre los obstáculos encontrados durante el mismo; pensamos que su informe puede ser una contribución mayor a la discusión tratando de este tema. En nuestra declaración de hoy, la Comunidad Internacional Baha'i quisiera sugerir unos de los factores más importantes que, según el punto de vista Baha'i, han impedido que se cumplan la unidad y la igualdad raciales en todas partes del mundo.

Sobre todo, pensamos que el obstáculo mayor a la eliminación de la discriminación racial es la persistencia del prejuicio racial en los corazones y las mentes de las personas. El prejuicio racial se arraiga fácilmente en los niños, a quienes, desde una tierna edad, se les enseña, a menudo a través de las palabras y las acciones de los adultos alrededor de ellos, que su propia raza es superior a las demás. La sociedad en la cual nacieron los incite a menudo a mirar con ojos sospechosos a la gente de color de piel distinta. Abrumados por tales mensajes prejudiciales de sus padres y de la sociedad en general, estos niños desarrollan posiblemente prejuicios raciales anclados muy profundamente y pueden llegar a ser quienes cometen la injusticia racial en la próxima generación.

Desde el punto de vista Baha'i, se debe educar a los niños en el enfoque antropológico y espiritual según el cual todos los seres humanos son los miembros de una sola familia humana. Las múltiples diferencias que hay en los rasgos físicos de la gente contribuyen a que el mundo de la humanidad sea aún más variado, interesante y hermoso. En las palabras mismas de los escritos Baha'is, "las diversas razas de la humanidad le brindan al conjunto una armonía y belleza colorida compuesta. Asociémonos, pares, todos en este gran jardín humano asimismo como crecen y se mezclan las flores, una al lado de la otra sin que haya ni discordia ni desacuerdo entre ellas."

Las comunidades Baha'is del mundo entero están educando a los niños de todos antecedentes étnicos a nutrir una actitud de amor y respeto por la gente de todas las razas y a "agasajar a todos con la luz de la unidad". Puesto que los escritos Baha'is enseñan que es esencial educar en la idea de la unidad de la humanidad si se quiere aniquilar el prejuicio racial, acogemos con agrado la decisión de la Asamblea General de tener, durante el período 1992-1993 una mesa redonda de expertos para discutir de la preparación de material de enseñanza para luchar contra el racismo y la discriminación racial

El racismo tiene sus raíces al mismo tiempo en las actitudes prejudiciales individuales y en un abanico de condiciones sociales que mantienen y perpetúan su existencia. Primero, hubo actos de dominación por un grupo racial sobre otro que han constituido un rasgo deplorable de las relaciones internacionales de nuestra época. E1 colonialismo extendió y legitimó la discriminación en contra de distintos pueblos y razas. En sus formas más extremas, infligió una injusticia intolerable a estos pueblos. Más recientemente, numerosas guerras civiles y conflictos internacionales han sido cebados por el deseo de un grupo racial de dominar a otro. En lugar de tales conflictos por el dominio racial y cultural, los escritos Baha'is invitan a eliminar todas formas de intolerancia racial y a mejorar la cooperación entre razas y naciones en base a un respeto mutuo.

Segundo, la historia puesta bajo un yugo de varios grupos raciales llevó frecuentemente a la institucionalización de la discriminación racial. Aún cuando el racismo no se practica de manera tan flagrante, sus manifestaciones más sutiles están a menudo implantadas en las instituciones sociales. Desde el punto de vista Baha'i, cada individuo tiene que luchar contra esta deriva hacia la complacencia en su corazón y en la sociedad.

Tercero, la discriminación racial está mantenida por extremos marcados de riqueza y pobreza. En muchas sociedades, las clases económicas tienden a dividirse según las líneas raciales. Por un lado, una injusticia económica como esta es a menudo ella misma el producto de una discriminación racial atrincherada. Por el otro lado, tiende a suscitar motivos de quejas y rencores en los grupos raciales más pobres, y consecuentemente a provocar dentro de ellos un prejuicio racial recíproco, agravando de este modo el conflicto racial. Según el enfoque Baha'i, estas brechas entre ricos y pobres deben reducirse, ya sea en las naciones o entre ellas.

Cuarto y finalmente, el racismo frecuentemente le dio la mano a la opresión cultural. Las actitudes racistas dieron a ciertas culturas una posición privilegiada, mientras denigraban a otras como inferiores. Los escritos Baha'is llaman al cambio de esta situación. La gente que sufre la desventaja debe ser liberada de la discriminación racial y se le debe permitir que desarrolle sus potencialidades y contribuya así al progreso social, cultural y moral tanto de su sociedad como de la humanidad.

Como lo señalamos, es nuestra convicción que la humanidad puede vencer estos obstáculos a la erradicación de la discriminación racial. Acogemos con entusiasmo la autorización de la Asamblea General de organizar este año una consulta global sobre el racismo. Esperamos que esta consulta incluya una discusión sobre estos obstáculos, y que procure promover la educación en base al principio de la unidad de la humanidad como medio por el cual eliminar el prejuicio racial.

la Relación entre el Desarme y el Desarrollo

la Relación entre el Desarme y el Desarrollo

New York—24 August 1987

Nueva York, Nueva York
24 de Agosto-11 de Septiembre de 1987

El Fundador de la Fe Baha'i, Bahá'u'lláh, expuso muy claramente la relación entre el desarme y el desarrollo, eso hace más de 100 años, pidiendo con urgencia que las "armas" de la guerra"fueran "convertidas en instrumentos de reconstrucción". Escribiendo a los gobernantes del mundo, dice:

Resolved vuestras diferencias y reducid vuestros armamentos, para que el peso de vuestros gastos sea aliviado y vuestras mentes y corazones se tranquilicen. ...aumentéis vuestros desembolsos cada año, y cargáis el peso de ellos sobre vuestros súbditos. Esto, en verdad, es más de lo que pueden soportar y es una grave injusticia.

Es con este espíritu que la Comunidad Internacional Baha'i propone las observaciones siguientes sobre la relación entre el desarme y el desarrollo:

1.El desarme y el desarrollo son interrelacionados. Los fondos utilizados para fabricar armas agotan las economías nacionales y mundiales. Estos fondos podrían encontrar mejor uso para mejorar las condiciones de vida de los pueblos del mundo.

2.La relación económica entre el desarme y el desarrollo representa sólo un aspecto de esta cuestión. También existe una relación espiritual. Los recursos gastados para armas no solamente ahogan los tesoros nacionales; también ahogan las reservas de esperanza y confianza humanas.

3.Estos dos temas tienen que encararse integrándolos uno a otro. No sólo puede el desarme hacer progresar la causa del desarrollo; también puede el desarrollo hacer progresar la causa del desarme. Desde luego, la clave del avance de ambas causas, el desarme y el desarrollo, radica en promover un sentido de unidad global. A menos que se obtenga la unidad, la paz y la seguridad quedarán fuera de alcance.

La Comunidad Internacional Baha'i, que representa más de 4 millones de Baha'is en 166 países independientes, ha tenido una larga experiencia en cuanto a trabajo para la unidad mundial y la paz mundial. Desde el siglo diecinueve, los Baha'is han hecho llamados por un desarme general y han pedido con urgencia que los líderes del mundo elevaran la seguridad colectiva al nivel de los principios y se guiaran por ellos. La preocupación por el desarrollo social y económico mundial ha sido igualmente un principio fundamental de los Baha'is. Actualmente, los Baha'is están involucrados en esfuerzos de desarrollo social y económico en más de 90 países.

En octubre de 1985, la Casa Universal de Justicia, el consejo administrativo internacional de la Fe Baha'i, publicó una declaración sobre las perspectivas de la paz mundial. En ese documento, la relación entre las necesidades sociales y la paz estaba claramente enfatizada:

La excesiva desigualdad entre ricos y pobres, fuente de grandes sufrimientos, mantiene al mundo en estado de constante inestabilidad, virtualmente al borde de la guerra. Pocas sociedades han encarado de forma efectiva esta situación. La solución exige la aplicación conjunta de enfoques espirituales, morales y prácticos. Hay que observar el problema con una mirada nueva, libre de polémicas económicas e ideológicas, lo cual implica consultar con expertos en una amplia gama de disciplinas y lograr la participación de las gentes que resultarían directamente afectadas por las decisiones que deben tomarse con urgencia. Es un asunto que está ligado no sólo con la necesidad de eliminar los extremos de riqueza y pobreza, sino también con aquellas realidades espirituales cuya comprensión puede producir una nueva actitud universal. El promover tal actitud es ya, en sí mismo, una parte importante de la solución.*

La decepción, y hasta desesperación, ante los fallos de las iniciativas para el desarme y la insuficiencia de los esfuerzos para el desarrollo se sienten por todos lados. Para reemplazar esto por un sentido de esperanza y de fe por el futuro, tenemos que empezar por hacer una evaluación de la magnitud del cambio requerido para lograr una reflexión y acciones más apropiadas para virtudes y prácticas favoreciendo las cualidades de la vida. La problemática mundial exige una transformación radical en los corazones y las mentes de los hombres. Parece que estamos paralizados en nuestros moldes actuales de percepción, empleando modelos y conceptos antiguos. Modelos de este tipo han existido durante siglos y están arraigados en los conceptos de estados naciones, soberanía nacional, conflicto y combate, ganar y perder.

El lema de un nuevo enfoque debe ser la unidad. Sólo el promover la conciencia de que "la tierra es un solo país y la humanidad sus ciudadanos” es capaz de neutralizar la desesperación y la ansiedad que nos afligen. Ofrecemos las ideas que siguen como parte de un "curriculum de la esperanza", parte de una receta para levantar el espíritu humano con respecto a los problemas de desarme y desarrollo.

La crisis como oportunidad y desafío. Presenciamos alrededor nuestro un proceso doble en aceleración a la vez de desintegración e integración. Hay un fracaso de ideales agotados e inapropiados, de instituciones e ideas arcaicas, de costumbres y creencias vacías, mientras que al mismo tiempo brotan ideas nuevas, descubrimientos científicos, una comprensión más profunda del comportamiento humano, innovaciones en el manejo de los asuntos humanos. Estas perturbaciones y crisis podrían dar a luz a una nueva esperanza y promesa y deben ser consideradas como oportunidades para mayores medidas de esfuerzo humano creativo. Los verdaderos enemigos no son otros estados o naciones, sino la ignorancia, el prejuicio, la codicia, la pobreza y la enfermedad. Estos adversarios son mucho más dignos de nuestros recursos humanos y naturales.

La humanidad está madurando. El tumulto, las rupturas y la conmoción de estos últimos años son característicos de una etapa de inmadurez del crecimiento. En términos de desarrollo global tenemos que considerarnos como especie en evolución hacia una edad nueva, preparándonos para tareas mayores, asumiendo una lealtad más amplia, adoptando una meta y una dirección más universales, y cultivando la colaboración y la cooperación. Si dejamos de tener un comportamiento destructivo, violento -- comportamiento basado exclusivamente en el propio interés de uno -- nos liberamos para construir una civilización nueva con el genio de una cultura global.

Establecer el contacto entre los seres humanos. Como lo expresa la imagen del Club de Roma, necesitamos construir un puente sobre el barranco humano que hay entre nuestros logros materiales, científicos y tecnológicos por un lado, y nuestras pautas éticas y morales, nuestra madurez espiritual y nuestro sentido colectivo de la meta global por el otro lado. Precisamos aprender cómo nutrir y comprometer nuestro recurso menos utilizado, que se encuentra en todos lados y que se renueva -- es decir el espíritu humano en su integridad. La naturaleza compleja de los problemas y desafíos del mundo encontrará una respuesta sólo con toda la habilidad y toda la voluntad humana. Con estos recursos podemos construir una civilización mundial que promoverá el desarrollo libre y completo del individuo.

La unidad de la raza humana. Se está manifestando un creciente aprecio de que la gente, en el mundo entero, comparta las mismas aspiraciones, esperanzas y anhelos esenciales basados en su naturaleza común, la de ser humano. Estos valores, de los cuales algunos están formulados en la Declaración Universal de Derechos Humanos, pueden inspirar nuestros actos y fortalecer nuestro sentido de unidad. La unidad de la raza humana debe ser entendida, promovida y enfatizada de tal manera que nuestra interdependencia sea considerada como un primer paso necesario en el cumplimiento de las metas gemelas que son el desarme y el desarrollo.

Visión del futuro. Para ayudarnos a emerger de nuestro sentimiento de desesperación y nuestra sensación de lo irremediable, necesitamos una visión, una imagen del futuro que pueda reanimar nuestras energías y levantar nuestro espíritu de dedicación y de sacrificio. Afortunadamente, tenemos la tecnología, las capacidades y los recursos para crear el mundo de nuevo. Podemos explorar las opciones, y podemos compartir nuestra visión, nuestras esperanzas y nuestros proyectos para el porvenir. Baha'is en el mundo entero están trabajando hacia esta visión de un futuro posible:

Una comunidad mundial en la que todas las barreras económicas habrán quedado totalmente derribadas y en la que se reconocerá definitivamente la interdependencia del capital y el trabajo; en la que el clamor del fanatismo y del conflicto religioso habrá sido acallado para siempre; en la que estará definitivamente extinguida la llama de la animosidad racial; en la que un código único de leyes internacionales -- producto de juicioso análisis de los representantes federados del mundo -- será sancionado por la intervención instantánea y coercitiva de las fuerzas combinadas de unidades federadas; y, finalmente, una comunidad mundial en la que el furor de un nacionalismo caprichoso y militante será cambiado por una perdurable conciencia de una ciudadanía mundial; así es como se presenta, a grandes rasgos, el Orden anunciado por Bahá'u'lláh, un Orden que habrá de ser considerado como el más hermoso fruto de una época que madura lentamente.*

* Escritos Baha'is

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