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Declaración de la Comunidad Internacional Baha'i ante la Conferencia

Declaración de la Comunidad Internacional Baha'i ante la Conferencia

Vienna, Austria—17 June 1987

17-26 de Junio de 1987

La Comunidad Mundial Baha'i, formada por comunidades Baha'is en unas 140 naciones independientes, y que representa un sector de la humanidad de más de 2000 grupos étnicos, y que cuenta con un total de miembros de cuatro millones y medio de niños, jóvenes y adultos de ambos sexos, que viven de acuerdo con los principios y doctrinas de Bahá'u'lláh, el Fundador de la Fe Baha'i. Uno de estos principios establece la "total abstinencia de toda bebida alcohólica, opio y otras drogas habituantes similares".*

Es completamente natural, por lo tanto, que en su compromiso con esta prohibición, la Comunidad Internacional Baha'i haya estado colaborando de todo corazón con la campaña de las Naciones Unidas contra el abuso de las drogas; y aplaude con entusiasmo la actual Conferencia Internacional sobre el Abuso y el Tráfico Ilícito de Estupefacientes como un paso importante para encontrar medios de evitar y erradicar el hábito deshumanizado del abuso de drogas y sustancias nocivas y perjudiciales para la salud.

Con el espíritu de continuar cooperando, nos gustaría, por lo tanto, ofrecer las siguientes observaciones.

La penetrante expansión de sustancias dañinas no se limita, como sabemos, a las sociedades prósperas del mundo Occidental. Sus alarmantes signos pueden observarse ahora en naciones de todos los continentes. No se limita a ciertos grupos sociales; más bien ha penetrado en casi todos los estratos de la sociedad humana. Actualmente, millones de seres humanos, de todas las edades y clases sociales, someten sus espíritus al uso de drogas ilícitas.

En una época cuando la mayor parte de la atención se dirige a combatir el desolador efecto del abuso de las drogas, aplaudimos el creciente interés en evitar y poner mayor énfasis en esta dimensión del problema. También proponemos que, puesto que la demanda de las drogas implica una importante participación humana, la actitud del individuo hacia las drogas, ya sea respecto a la producción, tráfico consumo, debe ser objeto de especial consideración.

Los hombres de ciencia que estudian la conducta humana están actualmente de acuerdo en que "las actitudes más que el saber influyen en la formación de cierta clase de conducta". Ellos observan además que las actitudes "se adquieren durante la primera educación y se adoptan luego como hábitos de vida" y que dichas actitudes aprendidas en esta fase de la vida se convierten en valores, los cuales orientan las decisiones acerca de la conducta"*

Al elaborar programas preventivos y pedagógicos, por lo tanto, el papel de la dimensión espiritual de la realidad humana debe ser objeto de particular reconocimiento. La realidad espiritual ha sido mal entendida o confundida con supersticiones y fanatismos religiosos, y así a menudo descartada como superflua.

Sin embargo, puesto que, desde el punto de vista Baha'i la base fundamental de las religiones divinas es una, la colaboración más cercana y la unidad de pensamiento y propósito entre los pueblos del mundo, no obstante sus filiaciones religiosas e ideológicas es, en nuestra opinión, tanto posible como deseable en cuanto a la protección de la nobleza fundamental del hombre en la creación, y la defensa de su espíritu y alma de los efectos adversos de las sustancias ilícitas.

En las enseñanzas Baha'is el hombre es contemplado como "el Supremo Talismán",* y ha sido creado noble. El poder del pensamiento constituye su realidad esencial. Por medio de este don, ayudado por la educación, un ser humano es capaz de descubrir su pleno potencial en su paso por este mundo.

Así, la Comunidad Internacional Baha'i cree que una comprensión del significado espiritual y del propósito de la vida es uno de los pasos fundamentales en la educación de la humanidad para la prevención del abuso de drogas; y contempla la felicidad como un resultado natural de la búsqueda por parte del hombre de dicha realización en la vida cotidiana, y no como el producto de sustancias químicas.

De igual manera, las escrituras Baha'is ponen énfasis en el papel crucial del hogar y la familia en el cultivo de un sentido de seguridad y determinación, y en establecer ejemplos de conducta. Como el uso de las drogas sin indicación clínica está prohibido para los Baha'is, al cumplir con este mandamiento, los padres de familia cumplen un papel de modelos efectivos para sus hijos.

En relación con esto, nos gustaría señalar la poderosa influencia del papel de los modelos en esta área, ya sea en la familia o en la sociedad en su totalidad, en cualquier campaña para la prevención del abuso de drogas. El valor de las figuras sociales importantes -- inclusive funcionarios gubernamentales, maestros, padres de familia, escritores, legisladores, artistas, profesionales de la salud, atletas sobresalientes y otras celebridades y personalidades influyentes -- el sentar un ejemplo como precedente al abstenerse del uso de drogas ilícitas, es algo que no puede dejar de señalarse con énfasis.

Por último, es la esperanza de la Comunidad Internacional Baha'i que los gobiernos del mundo, aparte de sus diferencias culturales, económicas y políticas, lleguen, en la conferencia que actualmente se celebra, lo más cerca posible a adoptar un objetivo común en la prevención del abuso de drogas, así como en cuanto a poner freno al cultivo y tráfico de narcóticos y otras formas de drogas, excepto para uso clínico.

* De las Escrituras Baha'is.

** Ghadirian, A.M., In Search of Nirvana: a New Perspective on Alcohol and Drug Abuse (En busca del Nirvana: una nueva perspectiva sobre el abuso del alcohol y drogas). George Ronald Publisher, Oxford, England, 1985, p.48.

Conferencia Mundial para el Examen y la Evaluación de los Logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz

Conferencia Mundial para el Examen y la Evaluación de los Logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz

Informe presentado por la Comunidad Internacional Baha'i acerca de las actividades de la Comunidad Baha'i Mundial para mejorar la condición de la mujer durante el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer y Programas Futuros para el Adelanto de la Mujer Tema 8 del programa provisional: Estrategias de aplicación orientadas hacia el futuro para el adelanto de la mujer hasta el año 2000 y medidas concretas para superar los obstáculos que se oponen al logro de las metas y objetivos del Decenio de las Naciones Unidas Para la Mujer: Igualdad Desarrollo y Paz y del subtema: Empleo, Salud y Educación, teniendo en cuenta la Estrategia Internacional para el Tercer Decenio de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el establecimiento de un nuevo orden económico internacional.

Nairobi, Kenya—15 July 1985

Nairobi, Kenya
15 al 26 de Julio de 1985

INTRODUCION

En octubre de 1983 la Comunidad Internacional Baha'i envió a las Asambleas Nacionales Baha'is de todo el mundo un cuestionario acerca de las actividades que sus comunidades habían organizado durante el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer a fin de alcanzar la igualdad de derechos, prerrogativas y responsabilidades de ambos sexos, así como para obtener información sobre los obstáculos a que esas comunidades hubieran hecho frente -- y enfrentaran todavía -- para alcanzar ese objetivo. Se pidió además a las Asambleas que suministraran información acerca de los programas y actividades en pro de la mujer que proyectaran después del decenio.

El presente informe se basa en información recibida de 77 de las 143 Asambleas a las que se envió el cuestionario, y abarca información de países de Africa, América, Asia y Australasia y Europa. Por lo tanto, es bastante representativa la preocupación de los Baha'is a escala mundial por el adelanto de la mujer, así como de las medidas adoptadas por las comunidades Baha'is para colaborar con las Naciones Unidas en las actividades que vienen realizando desde hace tiempo para mejorar la condición de la mujer.

Las respuestas recibidas a los cuestionarios tanto de 1973 como de 1983 confirman la necesidad de cambiar las actitudes en que han hecho hincapié las Naciones Unidas y destacan la importancia de la educación para hacer realidad la igualdad del hombre y la mujer. Indican además que las comunidades Baha'is realizan muchas actividades innovadoras para propiciar el adelanto de la mujer y mantener a la vez la unidad de la familia y de la comunidad, condiciones que son esenciales, en opinión de los Baha'is, para hacer buenos progresos en el logro de la igualdad de los sexos.

Si bien las comunidades Baha'is evalúan con realismo los obstáculos que quedan por superar, están empeñadas en cambiar las actitudes y trabajan de manera sistemática y práctica para llegar a la meta de la igualdad de los sexos. Están empeñadas en la educación de la mujer, incluso con preferencia respecto de la del hombre, ya que la mujer, como madre, tiene mucha importancia sobre la vida de las generaciones futuras. Además, comprenden la importancia del potencial de la mujer para alcanzar la paz y el orden mundial a medida que la mujer participe en grado cada vez mayor en todas las esferas de la vida de la comunidad.

Cabe señalar que todos los Baha'is y todas las instituciones Baha'is se adhieren a la creencia de que las enseñanzas de su Fe están investidas de autoridad divina y que los principios de esas enseñanzas son la orientación a la que se dirigen continuamente para aumentar su comprensión de ella. Es inevitable en este momento de la historia de la comunidad mundial Baha'i que haya grandes diferencias en cuanto a la comprensión, así como en cuanto a la aplicación, de esos principios y que el pleno reconocimiento de su significación y su demostración en la acción dependan de muchos factores en la vida del individuo y de la sociedad. Las comunidades Baha'is, aunque son muy diferentes unas de otras porque incluyen una gran diversidad de antecedentes culturales, son también muy semejantes. Expresan una unidad única en la diversidad: unidad en cuanto todos aceptan a Bahá'u'lláh, el Fundador de su Fe, como el Profeta Divino para este periodo de la historia humana y sostienen la visión mundial, los principios y las leyes que El trajo, diversidad en cuanto son una mezcla desusada de nacionalidades, razas, credos, clases y temperamentos, todos acogidos y apreciados en la Fe Baha'i y su comunidad mundial.

DURANTE EL DECENIO DE LA ONU PARA LA MUJER (1976--1985)

Las actividades que han realizado las comunidades Baha'is revelan gran diversidad tanto debido a los retos específicos planteados en cada sociedad -- los diversos antecedentes étnicos y culturales representados -- así como por cuanto las comunidades Baha'is nacionales se encuentran en diferentes etapas de crecimiento y tienen mayor o menor número de miembros.

La influencia positiva que con mayor frecuencia se menciona respecto a la integración de la mujer en la vida de la comunidad, según las respuestas al cuestionario, ha sido el orden administrativo Baha'i. Por lo tanto, como la manera en que esas comunidades funcionan es parte del proceso de aprendizaje en que los Baha'is participan voluntariamente a medida que pasan a ser miembros con derecho a voto, corresponde decir algo acerca del carácter del orden administrativo que propicia el desarrollo de la comunidad Baha'is.

La estructura administrativa que los Baha'is encuentran tan eficaz -- que actualmente funciona en más de 140 países y en diversos medios culturales representando 2.000 antecedentes étnicos -- estimula la participación universal, en la consulta y la adopción de decisiones, desde la más pequeña comunidad hacia arriba. Un elemento importante de ese sistema es un proceso de elección por voto secreto, libre de la práctica de las nominaciones y las campañas electorales. Los miembros de la comunidad local eligen por voluntad propia los hombres y mujeres que consideran mejor calificados para adoptar decisiones con respecto a diversas preocupaciones humanas. Se pide a los miembros "que consideren sin el menor asomo de pasión y prejuicio, e independientemente de toda consideración material, los nombres de aquellos que pueden combinar de mejor manera las cualidades necesarias de lealtad fuera de toda duda, devoción desprendida, mente bien adiestrada, capacidad reconocida y experiencia madura."

El consejo administrativo elegido consulta periódicamente con todos los miembros de la comunidad en general, basándose en la diversidad de puntos de vista que existe necesariamente en toda situación. Una vez que el consejo adopta las decisiones por unanimidad o por mayoría, todos los miembros de la comunidad están obligados a respetarlas, velando de esta manera por el apoyo unificado de la comunidad en general.

Este proceso de adopción de decisiones elimina los males de la militancia política que procure socavar un plan de acción e impide la influencia de los grupos de presión que promueven intereses especiales.

La importancia del papel que este sistema administrativo ha jugado en el adelanto de la mujer durante el Decenio puede verse en varias observaciones formuladas desde diversas zonas geográficas.

Por ejemplo, en un país del Africa oriental (Kenya) en que la comunidad Baha'i experimentó un crecimiento importante en los últimos diez años, primordialmente en el nivel de base, se informó que el desarrollo de orden administrativo de la Fe Baha'i había sido "un factor clave de la participación de la mujer", habiendo "más mujeres que prestan servicios en instituciones baha'is tanto designadas como elegidas". En otro país, del Africa occidental (Nigeria), se observó que "la igualdad de la mujer había sido realizada por una mayor experiencia administrativa", que la mujer a la vez está "incluida en la mayoría de los comités nacionales y regionales designados por la Asamblea Espiritual Nacional", y que "presta servicios además en muchas asambleas locales". La comunidad Baha'i de un país centroafricano (Republica Centroafricana) observó además que las principales actividades organizadas por las instituciones Baha'is para mejorar la condición de la mujer habían "tenido éxito con frecuencia debido a los esfuerzos sostenidos por las asambleas locales Baha'is", y que muchas mujeres prestaban servicios activamente en las comunidades Baha'is "sin experimentar discriminación".

En las respuestas al cuestionario se indicó además que no era inusual que la mujer prestara servicios tanto en las Asambleas Baha'is Nacionales como en las Asambleas Locales, "con frecuencia como oficiales" (Jamaica), y que a medida que comienzan a funcionar activamente "aprendan a desempeñar papeles de dirección" (Jamaica) y a participar "sin restricciones en los procesos de consulta y de adopción de decisiones" (Paraguay) en las funciones administrativas locales y nacionales de la comunidad Baha'i: "las mujeres a la vez votan y son elegidas".(Paraguay)

Una de las explicaciones más claras de los cambios registrados en la mujer al abrazar las enseñanzas y los principios de la Fe Baha'i y con su participación en las actividades de la comunidad Baha'i se encuentra en la respuesta siguiente:

El acto mismo de convertirse en Baha'i es la primera decisión personal importante que adoptan muchas mujeres de las zonas rurales. Posteriormente, a medida que profundizan en las enseñanzas baha'is y en el papel que se espera que desempeñen en la actividad administrativa Baha'i, cambian de ser miembros pasivos de un orden social existente a miembros dinámicos de un nuevo orden. Debido a sus funciones de servir en órganos administrativos Baha'is, de votar y de tener derecho a ser elegida, la mujer ha hecho grandes progresos en una sociedad dominada en gran medida por los hombres. El número de mujeres miembros de las asambleas locales Baha'is es cada vez mayor, y se ha notado también que hay asambleas locales cuyos miembros son mujeres en su totalidad. (India)

Dos comentarios adicionales ayudan además a comprender el proceso:

La oportunidad que se da a la mujer de participar en las instituciones administrativas Baha'is es un factor que contribuye a mejorar su condición. (Panamá)

Aunque tradicionalmente la mujer no desempeña un papel real en la adopción de decisiones, las mujeres Baha'is son elegidas para puestos administrativos Baha'is locales y nacionales. A medida que prestan servicios en estos cargos, educan a otras mujeres. (Samoa)

En las respuestas al cuestionario se indica además que como resultado de este sistema administrativo el porcentaje de mujeres que participan como delegados en las convenciones nacionales Baha'is, que se convocan anualmente para elegir las Asambleas Nacionales Baha'is, ha aumentado. De hecho, la comunidad de un país observó que este "aumento significativo" era un "signo de cambio". (Países Bajos)

Se dio cuenta además de la participación regular de la mujer en número cada vez mayor, mediante elecciones, en las Asambleas Nacionales y Locales y, mediante designación, en los comités nacionales y locales. La comunidad de un país estimó que una contribución importante al Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer era el hecho de que la mujer "prestaba servicios en las Asambleas Locales y en los comités nacionales". (Reino Unido) En una respuesta (Hawai) se indicó que "más de la mitad de los miembros actuales de los órganos administrativos locales Baha'is son mujeres", y que "más del 30% de los miembros de la Asamblea Nacional son mujeres". En otro país (El Salvador) "la Asamblea Nacional Baha'i está compuesta en una tercera parte por mujeres", y, lo que tal vez sea más importante, "el porcentaje es de una cuarta parte de mujeres en las Asambleas Locales, y la mayoría de esas comunidades Baha'is se encuentran en zonas rurales". Además, "una cuarta parte de los comités nacionales están compuestos por mujeres".

La experiencia general de las comunidades Baha'is parece indicar, como se expresa en un caso concreto, que la mujer "comparte igualdad de derechos y participa plenamente en las actividades Baha'is". (Australia)

Además, el analfabetismo no ha disuadido la elección de mujeres a las instituciones Baha'is, como indican las elecciones en un país africano (Benin) a la Asamblea Nacional de una aldeana analfabeta (1976), una comerciante analfabeta (1977) y una dueña de casa analfabeta (1976). En 1983, la primera de esas tres mujeres fue reelegida a la Asamblea.

En un comentario se resumen los efectos del sistema administrativo Baha'i sobre el desarrollo del potencial de la mujer:

La mujer ejerce auténticamente y en plenitud sus privilegios y responsabilidades en el trabajo de la comunidad. El éxito de sus esfuerzos se debe a un sentido de dignidad, a la seguridad espiritual y a la educación, así como al reconocimiento del papel de la mujer en todas las actividades de la sociedad. Como muchas mujeres participan en todos los aspectos de la administración Baha'i y de la vida de la comunidad, esta parece ser la esfera en que el principio de la igualdad ha sido más fructífero. (Nueva Zelanda)

Las respuestas recientes al cuestionario indican además que las conferencias, los institutos, los seminarios, los programas escolares y las clases de estudio han tenido un papel importante en la educación del hombre tanto como de la mujer en las familias y comunidades Baha'is. El establecimiento de escuelas, de proyectos de adiestramiento en alfabetización, programas de profundización sostenida, la publicación de información pertinente en los idiomas locales, así como las ventajas de la exposición transcultural, han tenido gran beneficio en las comunidades Baha'is. Es también claro que los Baha'is procuran no sólo obtener información sobre adelantos médicos, sino que promueven activamente principios de buena nutrición, higiene y otras prácticas benéficas de salud. La creencia en la importancia tanto de la ciencia como de la religión en cuanto aspectos de la realidad ha hecho que los Baha'is perseveren en esta práctica.

La importancia que los Baha'is asignan a la adquisición de estas cualidades morales y espirituales mientras procuran fortalecer el carácter humano afectan directamente el desarrollo del hombre y de la mujer que se someten a las influencias Baha'is. Las leyes matrimoniales Baha'is, los conceptos Baha'is de unidad de la familia y la responsabilidad de todos los miembros de la familia, un espíritu de cooperación amorosa entre el hombre y la mujer, y el estimulo, la asistencia y el apoyo en las comunidades Baha'is son elementos importantes de los progresos que están haciendo los Baha'is. Se verá que todas esas comunidades procuran la igualdad del hombre y la mujer, el fortalecimiento de la unidad familiar, y la unidad, el orden y la estabilidad de la comunidad.

DESPUES DEL DECENIO

En cuanto a los futuros programas de actividades para poner en práctica las metas de largo plazo en que están empeñados los Baha'is, muchas Asambleas Nacionales Baha'is no sólo señalan sus objetivos, sino que delinean formas concretas en que se proponen alcanzarlos. La orientación hacia el adelanto y el desarrollo de la mujer es clara, y la promesa para las generaciones futuras es todavía más llena de esperanzas a medida que los Baha'is profundizan la comprensión de los principios y las enseñanzas de su Fe y educan asimismo a sus hijos en ellas.

El alcance de los futuros programas de actividades puede desprenderse de los esfuerzos siguientes:

AFRICA

Entre los planes figura un proyecto de clases de alfabetización en las aldeas con el Intercambio Juvenil Baha'i, en el que se incluirían mujeres. También habría colaboración con organizaciones de mujeres para lograr ciertos proyectos orientados hacia la mujer y la niña durante el Año Internacional de la Juventud y después. Se proyecta realizar una conferencia nacional de mujeres a la que se invitará a oradoras Baha'is del mundo franco parlante. Se espera que algunas de esas mujeres lleguen con anticipación o se queden después de la conferencia a fin de visitar a mujeres de las comunidades locales Baha'is, enseñando y estimulando actividades locales pertinentes. Mediante la colaboración con las Naciones Unidas y los organismos de salud y bienestar, llegarán nuevas ideas a las mujeres Baha'is que las ayudarán a mejorar sus condiciones de vida. (Benin)

Se estimulará a la mujer Baha'i a que desempeñe un papel activo en todos los proyectos de desarrollo social y económico. La planificación de conferencias nacionales o regionales para la mujer, institutos y contactos con diferentes organizaciones de mujeres del país se consideran también importantes. El aumento del grado de conciencia del hombre respecto al papel que desempeña la mujer en la sociedad, especialmente en la educación, la salud, la paz, el empleo y en el desarrollo social y económico de una nación, es otro objetivo. (Burkina Faso)

Los Baha'is mantendrán centros orientados a la mujer. Entre estos figuran la educación espiritual, la salud y la nutrición, así como la alfabetización de la mujer. (República Centroafricana)

El componente espiritual del desarrollo humano y social parece ser nuestro principal recurso en Gambia. Tanto individuos como las instituciones administrativas Baha'is de Gambia colaboran con las actividades locales, nacionales e internacionales de desarrollo, ofreciendo conocimientos profesionales y los principios Baha'is. Parecería que el rápido fortalecimiento de las comunidades locales Baha'is es una necesidad para la ampliación de los programas futuros. (Gambia)

Se procurará que las mujeres Baha'is participen en las actividades locales Baha'is para designar mujeres a los comités y educar a la mujer mediante la organización de conferencias de mujeres. Se crearán escuelas profesionales para capacitar a la mujer en las esferas pertinentes y dar profundidad a su comprensión de los principios de la igualdad del hombre y la mujer. (Ghana)

La forma más importante en que puede ayudarse a la mujer es mediante el desarrollo continuo del orden administrativo Baha'i, en particular, el establecimiento y el fortalecimiento de las asambleas locales Baha'is. La madurez en evolución de las asambleas locales asegura la mayor participación de la mujer debido a principios básicos de igualdad y participación universal. Entre las actividades concretas figura el estímulo para que la mujer participe activamente en todas las esferas de la vida de la comunidad, para aumentar el número de grupos de mujeres, tanto los de carácter oficioso como los más oficiales, y las cooperativas de autoayuda. A fin de colaborar en esta evolución, el Comité Nacional de Mujeres y Niños elaborará materiales adecuados, incluidos los disponibles en los ministerios gubernamentales. El Comité Nacional de Mujeres Y Niñas ya se encuentra en vías de preparar una serie de folletos destinados a la mujer rural semianalfabeta. Entre los temas figuran: la creación del hogar espiritual, la enseñanza del buen carácter, el uso eficaz de la disciplina, el aprendizaje en el hogar y la escuela y la crianza de niños sanos. En los ministerios gubernamentales se cuenta con materiales en las esferas de la agro-silvicultura, alfabetización, tecnología apropiada y programas hídricos. Las conferencias en los planos local, regional y nacional han sido las herramientas más eficaces para el desarrollo de la mujer.

Un factor indispensable del logro de la igualdad de la mujer es la comprensión por el hombre del papel que ella juega; se dará mayor importancia al papel del hombre en la realización del principio de la igualdad.

El inicio de escuelas pre-primarias administradas por asambleas locales contribuirá también al desarrollo de la mujer. En esas escuelas se contratará principalmente a maestras y se ayudará a velar por su capacitación. Habrá el mismo programa de estudios para niños y niñas y se enseñará la igualdad del hombre y la mujer. (Kenya)

La mujer participará en nuevos proyectos de desarrollo social y económico realizados por la comunidad Baha'i. Seguirá habiendo un comité de mujeres que patrocinará actividades especiales para la mujer. Se prevé un aumento de las actividades de la comunidad. La mujer recibirá becas que le permitan asistir a conferencias, y se estimulará el apoyo de su marido en la gestión del hogar en su ausencia. (Nigeria)

Entre los futuros proyectos se incluirá la capacitación en alfabetización, la instrucción de la mujer en la enseñanza de los niños mediante folletos y la asistencia que se prestará a la mujer en las labores domésticas, la higiene y las responsabilidades sanitarias. (Rwanda)

La experiencia ha revelado que la profundización de la mujer en la comprensión de la Fe Baha'i amplía sus perspectivas y le da mayor confianza en sí misma. Esto puede lograrse celebrando conferencias de mujeres en los planos local, regional y, tal vez, nacional tanto para profundizar en las enseñanzas Baha'is como para brindar un foro para la discusión de las ideas y preocupaciones de la mujer. Se podría complementar con la producción y distribución de una revista femenina, centrada en los mismos temas de la conferencia, dando especial importancia a la enseñanza de la nutrición, todo lo cual podría ser útil. (Tanzania)

Entre los planes en la esfera del desarrollo figuran la organización de programas de alfabetización de la mujer Baha'i mediante escuelas tutoriales y la organización de cooperativas por la mujer en algunas de las aldeas para la producción agropecuaria. Se organizarán institutos y conferencias de mujeres para educar a la mujer.

Como la unidad de la familia es una meta de los Baha'is se puede estimular a las mujeres a fin de que realicen reuniones de mujeres para que compartan los elementos de la vida familiar y la profundicen. El comité puede celebrar conferencias para crear una mejor comprensión de la unidad y la igualdad del hombre y la mujer. (Zimbabwe) --

AMERICAS

Habrá una reunión especial de mujeres Baha'is para celebrar consultas respecto de planes para una mayor integración de la mujer Baha'i en proyectos sociales y económicos en las esferas de la educación, la salud y la familia, y para aprobarlos. En seminarios regionales que se realizarán con el mismo objeto se examinarán los problemas especiales de cada región del país. Otros objetivos que se persiguen son la publicación de un folleto especial con extractos de las Escrituras Baha'is respecto de la importancia de la mujer y su papel, el estimulo de la participación de la mujer Baha'i en las comunidades locales y en las actividades sociales de carácter comunitario, la prestación de asistencia, por iniciativa de asambleas locales Baha'is, y el estimulo de su participación con otras instituciones que ya realizan actividades en la esfera social o que procuran el adelanto de la mujer. (Brasil)

Se puede estimular el desarrollo de la mujer mediante las siguientes actividades: 1) Seguir realizando actividades que mejoren la capacidad de gestión y dirección de la mujer; 2) Educar a las comunidades locales con respecto a la condición de la mujer; 3) Aumentar la comprensión de las Escrituras Baha'is con respecto a la mujer, y 4) Educar a la mujer joven con respecto a la vida en familia, los objetivos educacionales y el desarrollo y el uso de su capacidad.

Entre los objetivos propuestos figuran los siguientes: 1) Estimular la asociación con organizaciones de mujeres autóctonas y francocanadienses, 2) Organizar una Conferencia sobre la Mujer como parte del programa de la Asociación de Estudios Baha'is, 3) Realizar actividades de colaboración de la Asociación de Estudios Baha'is con organizaciones femeninas importantes del Canadá, 4) Hacer que por lo menos una mujer Baha'i participe en todas las principales organizaciones de mujeres, 5) Realizar actividades de relaciones públicas para informar a los canadienses respecto de las cuestiones relativas a la igualdad del hombre y la mujer, 6) Comunicarse con todas las mujeres Baha'is respecto de estos objetivos, y mantener comunicación regular acerca de los progresos logrados a ese respecto. (Canadá)

La manera más eficaz de prestar asistencia al desarrollo de la mujer consistirá en 1) Estimular una mayor comprensión entre los Baha'is acerca de las enseñanzas Baha'is con respecto a la posición de la mujer, 2) Estimular una reorientación de la enseñanza de los niños, 3) Tomar medidas para la publicación de un boletín Baha'i para la mujer, 4) Establecer vínculos más estrechos con los medios de comunicación y las publicaciones de mujeres, 5) Establecer vínculos más estrechos con organizaciones de mujeres, 6) Estimular la participación de los Baha'is en actividades organizadas para mejorar la condición de la mujer (seminarios, conferencias, entrevistas, programas, etc.), 7) Organizar conferencias regionales y nacionales sobre la mujer con la participación de otras organizaciones interesadas en la igualdad del hombre y la mujer, 8) Iniciar un programa de estudios sobre la mujer que incluya: a) los problemas de la mujer en las actividades técnicas y profesionales, b) los problemas de la mujer en diferentes periodos de la vida (la adolescencia, la juventud, la edad adulta y la edad anciana), c) los problemas del matrimonio, el divorcio, la viudez, segundos matrimonios, padres solteros, etc., d) consideración de la responsabilidad de la mujer con respecto a los niños, y e) discusión de las condiciones sociales generales que afectan a la mujer. Es importante dar menor importancia al machismo y cambiar la preferencia educacional que se suele dar a los niños varones. (Chile)

Consideramos que es importante dar a conocer los principios de la igualdad y los derechos de ambos sexos, no sólo entre los hombres, sino también entre las propias mujeres. Hay conciencia de la necesidad de que las niñas reciban educación y de que se les permita escoger carreras, oficios y profesiones con arreglo a sus propios deseos y capacidades.

A la vez que se ha de señalar que la ignorancia y el subaprovechamiento de la capacidad de la mujer en las comunidades se debe a las actitudes tradicionales, debe dejarse en claro que la igualdad de sexos que propician las enseñanzas Baha'is no concuerda necesariamente con las ideas de "emancipación sexual", que vienen de otros países. Es importante dejar en claro que los hombres mismos retrasarán su propio desarrollo si no progresan las mujeres. Es necesario que la mujer pase a ser una verdadera compañera en todos los aspectos de la vida de la familia y la comunidad. (El Salvador)

Las asambleas locales Baha'is, que suelen centrar su atención en la participación y el desarrollo de la mujer en sus comunidades, prestarán gran ayuda en el futuro. Las clases dedicadas a la infancia, que están a cargo principalmente de mujeres, fortalecerán la base de la comunidad. El funcionamiento de las asambleas Baha'is jugará un papel fundamental en el proceso de la educación, que tendrá efectos profundos sobre muchos aspectos de la condición de la mujer en Guyana.

Aunque se ha prestado atención a la vida de la familia, en la que la mujer desempeña un papel principal, y a la necesidad de que la mujer adquiera la capacidad de lectura y enseñanza general, otro aspecto importante que se ha de destacar es la consulta en familia, incluidos los elementos de confianza reciproca y de solución conjunta de problemas. (Guyana)

La comunidad Baha'i debe organizar conferencias regionales y nacionales de mujeres, ya que en ellas la mujer aprende sus derechos y desarrolla el valor de hablar. La comunidad toda, incluidos los hombres, debe convencerse además de la importancia de los derechos de la mujer de manera que se puedan poner en práctica. Es muy importante que la mujer sienta el deseo de tener los mismos derechos que el hombre en las relaciones sociales y en la educación, y que exprese sus necesidades. De esta manera la comunidad desarrollará y expresará un nuevo nivel de bienestar. (Panamá)

Se prepararán boletines periódicos encaminados a alentar y estimular la participación de la mujer, y habrá mayor difusión del principio de la igualdad del hombre y la mujer mediante el uso de los medios de comunicación, la organización de conferencias y programas relativos a la familia. Debe darse importancia asimismo a la aceptación de la igualdad de la mujer de parte del hombre. (Paraguay)

Se planificarán programas educacionales sencillos relacionados con el desarrollo, la igualdad, la salud, el empleo y la paz a fin de estimular el adelanto y la participación de la mujer. En esta meta se incluirá la educación de los niños, a través de los que puede llegarse a las madres, así como un esfuerzo permanente para prestar asistencia a la mujer de todos los estratos sociales. (Perú)

El aumento del número de asambleas locales Baha'is y el establecimiento de programas de enseñanza de adultos habrán de conducir a un mayor desarrollo de la mujer Baha'i, que adquirirá experiencia administrativa y mayor confianza en sí misma. (Santa Lucia)

Entre las maneras importantes en que la comunidad puede ayudar en el desarrollo de la mujer están: a) el establecimiento de comités nacionales de mujeres cuyo papel consistirá en 1) hacer que el tema de la igualdad del hombre y la mujer revista importancia nacional y concentre la atención de los Baha'is, 2) examinar detenidamente las actitudes y las tradiciones que impiden la igualdad del hombre y la mujer y formular maneras de cambiarlas dentro de la comunidad, 3) estimular la formación de comités femeninos Baha'is locales o regionales cuya preocupación sería organizar grupos oficiosos de estudios y conferencias locales para estudiar las necesidades y las preocupaciones de la mujer, 4) estimular la enseñanza no sexista de los niños, 5) estimular y apoyar a la mujer para que llegue a ser persona por derecho propio, 6) estimular y apoyar a la mujer para que estudie su papel en relación con el desarrollo social y económico y la paz mundial, 7) estimular y apoyar al hombre para que comience a estudiar su papel cambiante en relación con la igualdad del hombre y la mujer; b) la preparación de materiales didácticos especiales relacionados con: 1) la igualdad del hombre y la mujer, 2) relaciones interpersonales (relaciones hombre/mujer), 3) cooperación y mayor igualdad dentro del matrimonio, 4) crecimiento y desarrollo personales, 5) nuevas posibilidades de pensamiento y de conducta; c) comunicación con expertos Baha'is y no Baha'is en las esferas relacionadas con el tema. (Estados Unidos)

El matrimonio Baha'i -- incluidas las leyes, prácticas y actitudes -- será un tema importante de conferencias, institutos y otros eventos Baha'is, especialmente los relativas a la juventud. Un comité sobre la vida Baha'i, que se ha creado para identificar y aconsejar a la juventud que está estudiando la posibilidad de contraer matrimonio, estudiará los requisitos del matrimonio, una preocupación tanto de las asambleas Baha'is como de individuos Baha'is. Se destacará la importancia de la castidad antes del matrimonio y la lealtad después del matrimonio. Se seguirá prestando gran atención a los matrimonios en dificultades mediante la consulta de los cónyuges ayudándolos a resolver sus problemas. (Venezuela)

ASIA

Entre los planes generales figuran conferencias de mujeres, clases de estudio para mujeres, oportunidades de formación profesional para la mujer y la capacitación de maestras. (Bangladesh)

Se prevé la posibilidad de realizar cursos especiales de capacitación para la mujer también en el plano estatal. Otra meta importante consistirá en asegurar la participación total de la mujer en la administración Baha'i y en la formación de los niños. Este último, en particular, es un paso muy importante en la formación de una nueva generación que practicará el principio de la igualdad del hombre y la mujer porque se les inculca desde una edad temprana. El desarrollo de escuelas tutoriales desempeñará asimismo un papel de importancia, y se mantendrá la publicación de boletines y revistas. (India)

Se considera que las actividades siguientes son importantes: 1) La influencia espiritual de la oración compartida en la familia, 2) La enseñanza de la mujer como madre y como educadora del niño, 3) Proyectos de servicios, como la atención de los ancianos y los impedidos, 4) Reuniones periódicas de auto mejora, compañerismo, hablar en público, motivación, prestación de primeros auxilios y otros temas de interés, 5) Asesoramiento para lograr que se dé amor y preocupación a las personas en épocas de necesidad, 6) Proyectos de desarrollo rural, incluido el énfasis en la higiene, la nutrición, la asistencia prenatal, durante el parto y la atención de los niños, y la orientación respecto de problemas matrimoniales. (Malasia)

Se estimulará a la mujer para que participe en actividades de organizaciones de mujeres. Se ha organizado este año un programa de educación sobre la crianza de los niños. Se estimulará también a la mujer a fin de que adopte metas personales en relación con las actividades de la comunidad. (Singapur)

Entre los planes para el futuro figuran: l) Enseñanza profesional, como clases de costura, mecanografía e hilado; 2) Crianza de los niños; 3) Enseñanza preescolar; 4) Participación de la comunidad, con mayor énfasis en la participación de la mujer en los aspectos espirituales y administrativos de la vida de la comunidad Baha'i. Entre las actividades de las mujeres se han incluido clases de cocina, nutrición y artesanía para complementar el ingreso familiar. Además una Asamblea Local ha organizado clases especiales para mujeres en materia de alfabetización y prácticas de salud. (Tailandia)

AUSTRALASIA

La comunidad Baha'i debe ayudar a fortalecer la trama social de la comunidad en general fortaleciendo sus familias. Lo que más parece necesario es el ajuste de las relaciones de familia para conservar la unidad de la familia en una sociedad en que la mujer es tan libre como el hombre. Las asambleas locales Baha'is y el Comité Nacional de Desarrollo de la Comunidad han organizado seminarios, programas de escuela de verano y grupos de estudio con tal objeto. (Australia)

Se estimulará a la mujer Baha'i en el plano de la aldea y se estimulará a que asista a cursos de capacitación realizados por organizaciones gubernamentales encaminadas a educar y ampliar la visión de la mujer. Se realizarán conferencias de mujeres y se estimulará a la mujer a que participe en cursos que la capaciten para adquirir conocimientos que le permitan ganar dinero por sí misma.

Se realizarán cursos especiales de capacitación para la mujer y para futuras madres para educarlas en la formación de sus hijos, así como programas de estudio de orientación para el matrimonio. Se proyecta un método de capacitar a la mujer para que adquiera conciencia de la necesidad de participar activamente en el desarrollo. Entre los planes figuran la educación de los hombres en el principio de la igualdad del hombre y la mujer. Se desalentará la aceptación pasiva por la mujer de las decisiones adoptadas por los hombres. Algunos de los medios para lograr estos objetivos son los seminarios, los programas escolares y las conferencias de educación. (Fiji)

Profundizando su comprensión de las Escrituras Baha'is las mujeres pueden hacerse más fuertes, menos tímidas y temerosas y aprender a expresar sus ideas y sentimientos. Pueden aprovechar su capacidad en reuniones y actividades de toda la comunidad. Es necesario además educar al hombre respecto de la importancia de todas las personas, hombres y mujeres por igual.

Este año la Comunidad Baha'i celebrará su Cuarta Conferencia Anual de las Mujeres Baha'is, en la que se examinarán numerosos temas relativos a la mujer. (Islas Marshall)

Se estimulará el reconocimiento de los derechos de la mujer en el medio melanésico y polinésico, destacando la participación cada vez mayor de la mujer en las actividades sociales y culturales. Con respecto a la enseñanza de los niños, la Asamblea Nacional Baha'i cree que en una o dos generaciones se harán grandes progresos en esta esfera, ya que se educa a los niños en la igualdad del hombre y la mujer en el hogar, en las escuelas de verano e invierno, y en proyectos y campamentos de vacaciones. (Nueva Caledonia)

La mayoría de las asambleas locales Baha'is están haciendo planes para prestar asistencia en el desarrollo de la mujer. Hay reconocimiento universal de que ha de enseñarse el concepto de la igualdad en la enseñanza escolar de los niños así como mediante el ejemplo en la vida de la comunidad local. De esta manera las generaciones futuras tendrán una mejor comprensión del principio. Entre otros planes figuran seminarios de educación, reuniones intercomunitarias, clases de estudio -- especialmente para miembros nuevos -- y pleno apoyo de actividades como el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer. Se estimulará a las mujeres para que ocupen el lugar que les corresponde en todos los aspectos de la vida de la comunidad, dando con ello un ejemplo a otras mujeres. Se designará un comité de mujeres Baha'is que investigará las oportunidades que existan en la esfera del desarrollo social y económico. Habrá también consultas, seminarios, reuniones y conferencias con participación de hombres. (Nueva Zelanda)

La enseñanza de los principios Baha'is de educación, que dan énfasis a la educación de la mujer; la organización de proyectos de desarrollo en que participe la mujer y le proporcione ingresos, y la enseñanza a la actual generación de hombres con respecto a la condición de la mujer, son maneras importantes de hacer avanzar la condición de la mujer. (Papua Nueva Guinea)

A medida que aumente la participación de las mujeres en la enseñanza de la Fe Baha'i, y profundicen en la comprensión de sus principios, compartirán su nuevo grado de "conciencia" con otras. Cuando la mujer, especialmente en el plano de la aldea, aprenda a conocer el papel que juega como madre y educadora, comprenderá la importancia del papel que desempeña en la sociedad.

Se examinan programas de desarrollo rural destacando la educación de la mujer, la atención de la infancia y la salud. Se examina la posibilidad de introducir proyectos como clases de costura, hilado, artesanía, etc., en cada aldea. Esto se haría con la asistencia de la Oficina de Desarrollo Rural local y con el estimulo de las asambleas locales Baha'is de cada comunidad. (Samoa)

Se ha planificado un programa regional para dar la oportunidad a la mujer de enseñar y participar en actividades administrativas, de realizar reuniones sobre la igualdad del hombre y la mujer, y de organizar conferencias para la mujer sobre el papel de la mujer. Sé ha designado un comité de mujeres para que planifique un Día de la Mujer, en el que se invitará a participar a mujeres destacadas. (Tonga)

EUROPA

Es importante que la mujer y el hombre adquieran mayor conciencia acerca de la promesa contenida en las enseñanzas Baha'is en el sentido de que "Cuando la mujer participe plena e igualmente en los asuntos del mundo cesará la guerra". La Asamblea Nacional de Austria destaca la declaración(1) presentada por la Comunidad Internacional Baha'i en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer en Viena en febrero de 1984: "Ellas deben hacer un esfuerzo permanente por adquirir y desarrollar virtudes y actitudes pacíficas, por comprender las cuestiones fundamentales relacionadas con la paz mundial incluidas las causas de la guerra -- y por dedicarse al objetivo superior de la solidaridad mundial en la cual todas las naciones y todos los pueblos deben desempeñar un papel, pero ninguno dominará ni controlará". (Austria)

Hemos destacado el principio de la igualdad de derechos del hombre y la mujer y la importancia de la mujer en la educación de los niños y su lugar esencial en el corazón de la sociedad. En nuestra comunidad y en nuestras instituciones estamos asegurando que la mujer halle su lugar y participe plenamente en la vida de la comunidad Baha'i en todos los niveles. (Francia)

Ya sea porque comprenden mejor la cuestión o debido a los cambios sociales que ha habido en el país, las mujeres Baha'is de España están activas prácticamente en todas las instituciones Baha'is existentes, ya sea en los planos nacional, regional o local. En seis comunidades hay actividades especiales para la mujer, como reuniones periódicas organizadas y dirigidas completamente por mujeres Baha'is, a las que asisten mujeres de la comunidad en general. La mujer Baha'i en nuestro país está asumiendo responsabilidades cada vez mayores, trabajando en forma armoniosa con el hombre. Se puede observar, como es natural en las familias Baha'is con niños pequeños, que la atención se comparte en forma alternada, permitiendo que ambos cónyuges participen en las actividades de la comunidad local. Las comunidades Baha'is han propiciado el tema de la igualdad de derecho en conferencias públicas en muchas ciudades del país. Además hemos distribuido ampliamente el panfleto "La igualdad del hombre y la mujer: el punto de vista Baha'i", preparado por la Comunidad Internacional Baha'i. Hemos incluido además este panfleto en un expediente de información general presentado a los medios de comunicación, las autoridades y personalidades en general. Dentro de la comunidad Baha'i hemos distribuido una recopilación de Escrituras Baha'is sobre la igualdad de derechos del hombre y la mujer, y el tema se ha examinado en las escuelas nacionales y regionales y en clases de profundización en las comunidades locales. (España)

La cuestión de la igualdad del hombre y la mujer se plantea en todas las reuniones Baha'is. Por lo tanto, las enseñanzas Baha'is sobre este tema se han dado a conocer y se darán a conocer cada vez que sea posible. Además, las mujeres Baha'is han tomado parte activa en las reuniones de "Doune per la Pacet' (las mujeres por la paz) y han tenido discusiones activas con mujeres de organizaciones como "Amnesty International". En Lugano nos ha ayudado además el hecho de que una mujer es la presidenta de la Asamblea Local. En la zona germano parlante de Suiza, es decir, en St. Gallen, nuestro Comité de Relaciones Públicas para esa región organice un simposio anual. El tema fue en 1981 "el rango de las mujeres en las religiones"; el tema de 1982 fue la paz. Hemos observado un interés mayor de la población femenina de Suiza oriental en nuestros simposios. (Suiza)

Miembros del Comité de Asuntos Exteriores participan en una serie de seminarios sobre "La mujer y la religión", patrocinados por el Goldemith College de la Universidad de Londres. Este comité ha estado alentando además a la mujer de toda la comunidad Baha'i a unirse a las asociaciones de mujeres y a participar en sus actividades. Ha pedido a la comunidad Baha'i que organice reuniones especiales para mujeres, invitando a sus asociaciones locales de mujeres, a grupos de señoras de las iglesias y a otros organismos, así como a individuos. (Reino Unido)

Notes

En un cuestionario anterior enviado a las Asambleas Nacionales Baha'is en 1972 se pedía información sobre el grado de aplicación en sus comunidades del principio de la igualdad del hombre y la mujer. Las respuestas recibidas se resumieron en un informe titulado "Encuesta preliminar acerca de la condición de la mujer en la comunidad Baha'i mundial", distribuido ampliamente en el Año Internacional de la Mujer y en la Conferencia Mundial del AIM en ciudad de México.

La Base Espiritual de la Igualdad

La Base Espiritual de la Igualdad

Declaración preparada para distribución en el Foro ONG 1985, organizado en conjunto con la Conferencia Mundial para el Estudio y la Evaluación de los Logros del Decenio para la Mujer de la ONU.

Nairobi, Kenya—10 July 1985

Nairobi, Kenia
10-19 de Julio de 1985

Con inspiración y autoridad tradicionalmente derivadas de la religión, los valores morales y éticos han servido para definir las actitudes individuales y para motivar y orientar la conducta humana.

La Fe Baha'i está empeñada en el establecimiento de la justicia y la paz sobre la tierra. Sus enseñanzas, enunciadas por el Profeta­ Fundador, Bahá’u’lláh, representan una matriz de valores que dan forma y significado a la vida de 1os baha'is y sus comunidades y proyectan una visión de la sociedad cuya base misma es espiritual. Es fundamental en la visión que tienen los baha'is del mundo el concepto del carácter único de la raza humana, del cual la igualdad del hombre y la mujer es un principio espiritual y social fundamental y claramente establecido, conducente a la integración personal y a la cohesión social.

El carácter de los preceptos y valores de la Fe Baha'i’ tiene consecuencias para la definición de la igualdad. A la vez que afirma que «en realidad, Dios ha creado a toda la humanidad, y en la estimación de Dios no hay distinción entre lo masculino y lo femenino», las enseñanzas Baha'is afirman que los derechos de la mujer y el hombre «son iguales». Por lo tanto, se establece como un derecho fundamental la igualdad de ambos sexos. Los escritos baha'is prescriben, además, las medidas necesarias para cambiar las actitudes individuales y para reparar las injusticias de la sociedad. Entre estas medidas figuran la enseñanza obligatoria universal, con énfasis especial en la enseñanza de la mujer; la eliminación de los prejuicios y la participación de la mujer en posiciones de adopción de decisiones en todos los sectores de la vida, todos los cuales, en opinión de los Baha'is, tienen autoridad divina.

El concepto baha'i de la igualdad basado en la espiritualidad enfrenta directamente dos de los principales desafíos al establecimiento de la igualdad del hombre y la mujer, a saber, la intransigencia de las actitudes y la ausencia de un medio social que apoye los cambios.

El Cambio de Actitudes

Con respecto a las actitudes, algunas consecuencias importantes derivan de un concepto de igualdad basado en valores espirituales. Por ejemplo, para los baha'is la práctica de la igualdad del hombre y la mujer es un precepto religioso, un aspecto del desarrollo espiritual que han de buscar mujeres y hombres por igual en sus vidas cotidianas. El siguiente extracto de los Escritos Baha'is describe simultáneamente el ideal y la meta de desarrollo personal y prevé una sociedad en que la igualdad es la norma:

«En la estimación de Dios no hay distinción de sexo. Quien tenga un pensamiento puro, una enseñanza superior, logros científicos mayores, y se destaque en su filantropía, sea hombre o mujer … está facultado para recibir la plenitud de derechos y reconocimiento; no hay diferencia alguna».

La igualdad es a la vez una virtud y un derecho. Tan decidida afirmación de la igualdad derivada de una fuente divina constituye una seguridad clara de la igualdad, una seguridad que trasciende las dudas personales y las barreras sociales y, por lo tanto, tiene profundo efecto sobre la identidad del individuo y su sensación de valor propio.

Una nueva consecuencia de un concepto de la igualdad basada en la espiritualidad es que la puesta en práctica de este precepto es una obligación religiosa. La conciencia de esta responsabilidad sirve para inspirar y motivar tanto al hombre como a la mujer a que ajusten su conducta a este importante principio y a que establezcan la igualdad como una práctica social aceptada y recompensada. Sobre la base de este precepto no sólo se estimula sino que se insta a la mujer a aceptar la responsabilidad por su desarrollo, a procurar la educación y el perfeccionamiento de su carácter, a demostrar su potencial latente, a participar en el mundo en general, a pasar a adoptar decisiones y a esforzarse para lograr la paz universal. En estos empeños se le asegura a la mujer que «Dios la confirmará en sus esfuerzos y actividades».

En la puesta en práctica de su responsabilidad espiritual, el hombre, a su vez, es llamado a reconocer la igualdad de la mujer, porque «cuando los hombres posean la igualdad de la mujer no habrá necesidad de que luchen por sus derechos». Se instruye, además, a los hombres a que abandonen todo vestigio de prejuicios, ya que «la suposición de la superioridad para el hombre seguirá reteniendo la ambición de la mujer, la aspiración de la mujer al progreso se verá obstaculizada por ella, y gradualmente perderá las esperanzas». Finalmente, se insta a los hombres a que estimulen y fomenten activamente el desarrollo de la mujer: «Esto la inspirará con esperanza y ambición y aumentará constantemente sus posibilidades de progresar».

Como el fundamento racional y, de hecho, la justificación de acción tanto de la mujer como del hombre, es la obediencia al principio espiritual universal, este marco de apoyo mutuo y de esfuerzo en cooperación para lograr la meta de la igualdad da lugar al desarrollo más pleno del hombre y la mujer y al enriquecimiento de la sociedad. De hecho, se logrará la felicidad de la humanidad cuando el hombre y la mujer se coordinen y avancen por igual, ya que cada uno es el complemento y el sostén del otro.

Además, como la igualdad es para los baha'is una obligación religiosa y el desarrollo potencial de la igualdad espiritual es ilimitado, la práctica de la igualdad del hombre y la mujer debe necesariamente seguir evolucionando en el tiempo para ajustarse a las necesidades de una civilización en constante progreso, en lugar de terminar una vez que se logren ciertos derechos mínimos.

El Medio Social

La igualdad facilita un medio social que estimule y apoye activamente este principio como un ingrediente necesario de la vida. El concepto Baha'i de una sociedad unificada y justa no sólo destaca la importancia de la igualdad, sino que además traza medidas concretas que han de ponerse en práctica para traducir la visión en una realidad social. Entre esas medidas figuran el establecimiento de un sistema administrativo que promueva activamente la igualdad de derechos para ambos sexos y asegure la participación tanto del hombre como de la mujer en la adopción de decisiones en la comunidad; un énfasis especial en la educación de la mujer en parte para reparar las desigualdades del pasado y del presente; la promoción de la educación universal con igual programa de estudios para hombres y mujeres, a fin de dar igualdad de acceso a la mujer a todas las esferas de estudio y el empleo, y la atención permanente a la asignación de igual valor al trabajo realizado por ambos sexos, incluida la importante contribución que hace la mujer a la sociedad como madre y educadora de los niños.

Puede verse por lo tanto que la comunidad baha'i a escala mundial constituye un modelo de una sociedad en que tanto el individuo como el grupo consideran la igualdad del hombre y la mujer como un valor espiritual universal. Además, tanto el individuo como la sociedad se ven estimulados a adoptar medidas para poner en práctica este principio. Sus esfuerzos se entrelazan y refuerzan mutuamente, aumentando la aceptación y la práctica de la igualdad, con lo cual se ayuda a eliminar la causa de fricciones y desunión para reforzar los fundamentos de un mundo unido y asentar las bases de la paz universal.

* Todas las citas de esta declaración proceden de los Escritos Baha'is.

La Lucha Contra el Hambre

La Lucha Contra el Hambre

Declaración a la 11a Sesión de Ministros del Consejo Mundial de la Alimentación de las Naciones Unidas

París, Francia—10 June 1985

París, Francia
10 al 13 de Junio de 1985

La Comunidad Internacional Baha'i tiene un profundo interés en la lucha contra el hambre y el abastecimiento de alimentos adecuados para todos los miembros de la raza humana, y está empeñada en ello. En consecuencia, hemos participado cada vez en mayor medida en las sesiones y seguimos con reconocimiento las actividades del Consejo Mundial de la Alimentación encaminadas a desarrollar, continuar y coordinar las políticas y tareas para tomar las medidas constructivas internacionales con relación a la producción y distribución de alimentos. La meta fijada el año anterior por el CMA para que la comunidad internacional reiterara su compromiso de eliminar el hambre y la desnutrición en todo el mundo durante los próximos quince años es muy bienvenida, y su realización representaría el cumplimiento de un sueño humano muy preciado. Dentro del espíritu de cooperación deseamos hacer algunos comentarios destacando lo que creemos son los factores más importantes en el logro de un planeta libre del hambre.

Aunque ha habido una reducción alentadora de la tasa de muertes causadas por el hambre en las últimas décadas, el número de personas desnutridas en el mundo no ha sido nunca tan elevado como en el presente. Los estudios han revelado que el hambre sigue siendo un problema básico en la mayoría de los países del mundo que cuentan con aproximadamente la mitad de la población mundial [1]. Quince millones de muertes anuales por hambre de niños menores de 5 años de edad ejemplifica la espantosa magnitud del problema. Ya que el total de las provisiones alimenticias del planeta son suficientes para satisfacer las necesidades nutritivas de todos, la calamidad humana del hambre manifiesta la necesidad de reorientar la economía de la producción y distribución de alimentos en aras del bienestar humano. La conquista universal del hambre y el establecimiento de la seguridad de alimentos para todo el mundo requiere, por lo tanto, que avancemos hacia la solidaridad humana y económica internacional. No actuar en este sentido podría causar un grave perjuicio en la lucha que llevamos contra el hambre.

No obstante, en las últimas décadas se han realizado adelantos notorios en el tipo de «espíritu de solidaridad mundial» previsto en los Escritos Baha'is como «surgido espontáneamente del tumulto de una sociedad desorganizada», y como un proceso «que debe atraer cada vez más la atención de los guardianes de los destinos de los pueblos y las naciones». Tal vez pueda verse más claramente esta solidaridad internacional en los diversos instrumentos de derechos humanos aprobados por los gobiernos del mundo en el contexto de las Naciones Unidas, entre ellos la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. En el Artículo 11 del Pacto se incluye el reconocimiento del «derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre», y requiere, entre otras cosas, que los Estados partes reconozcan «el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso alimentación adecuada», y que «tomarán las medidas apropiadas para asegurar el establecimiento de este derecho». Por consiguiente, puede concluirse que el derecho a la alimentación adecuada es un derecho humano que se ha incorporado firmemente en el derecho internacional, un logro que refleja claramente una evolución importante de la conciencia del hombre en un período de tiempo relativamente breve.

Esta conciencia creciente del carácter unido de la humanidad y su compromiso concomitante con la solidaridad en acción debe promoverse todavía más hasta que pase a ser un valor común firmemente acatado por toda la humanidad, ya que es de importancia crucial para el cumplimiento de la responsabilidad global y para la administración fructuosa de los asuntos mundiales, entre ellos una ofensiva coordinada contra el problema de la alimentación. Esto último requiere, además, una visión general del desarrollo, que debe incluir no sólo factores relacionados con el crecimiento económico, sino también valores fundamentales como la justicia, la equidad, la igualdad del hombre y la mujer, la cooperación y el respeto por la naturaleza. Por lo tanto, se requiere con urgencia educación para el desarrollo en el sentido más profundo de la expresión, centrado en el desarrollo humano tanto como en el social y económico. Ello incluye una orientación educacional que ayude al hombre a superarse y a integrar los pedazos a veces fragmentados de la comprensión y el conocimiento modernos y le asista a dirigirse hacia la creación de un bienestar social auténtico en que se cumplan tanto las necesidades del cuerpo como las del espíritu. El concepto baha'i del desarrollo es que todo ser humano y, por lo tanto, la humanidad en su conjunto, tiene un potencial ilimitado para el desarrollo y una necesidad espiritual interior de hacer realidad esa capacidad latente con el propósito de servir a la humanidad. En la visión baha'i no hay «mayor bendición concebible para el hombre que llegar a ser la causa de la educación, el desarrollo, la prosperidad y el honor de sus congéneres». Esta comprensión puede dar a los seres humanos el incentivo «para elevarse y dedicarse enérgicamente al servicio de las masas, olvidando su propio beneficio material y trabajando sólo para servir el bien general».

Las dos dimensiones principales del problema de la alimentación, o sea, de producción y de distribución, deben verse desde el punto de vista de los principios anteriormente mencionados con respecto a la perspectiva mundial y un enfoque cabal del desarrollo. El nivel inadecuado de la producción de alimentos en algunas partes del mundo, particularmente en la agricultura campesina de los países en vías de desarrollo, debe contrarrestarse fundamentalmente asignando mayor prestigio social al sector agrícola y prestando más atención a las necesidades y los deseos de los agricultores. Debe señalarse que la agricultura es en cierto sentido la médula y los cimientos de la economía y que hay que tenerla plenamente en cuenta tanto al formular la política general como en su ejecución. Desde el punto de vista baha'i, a fin de lograr la equidad y obtener para todos los miembros de la sociedad «la mayor prosperidad y el mayor bienestar… debemos comenzar por los campesinos; ahí echaremos los cimientos de un sistema y un orden porque la clase campesina y la clase agrícola superan a las demás clases en la importancia de sus servicios».

Con este sistema general, que prestaría apoyo social, económico y de infraestructura a la agricultura, se daría importancia a estimular y facilitar la realización personal, la participación popular y la cooperación en el plano local. Para surtir el efecto deseado este proceso debería dar como resultado que las personas tomen iniciativa propia y hagan esfuerzos en organizarse para fortalecer su capacidad de planificar y ejecutar actividades encaminadas a lograr la habilidad de valerse por sí mismos, la autosuficiencia y un mayor bienestar para todos. El papel de la mujer en las zonas rurales, que con tanta frecuencia se descuida, reviste particular importancia en este contexto. La mujer ocupa normalmente un papel fundamental tanto en la producción como en la distribución de alimentos, y se le debe prestar el apoyo y la capacitación debidos, a fin de asegurar una cantidad y calidad adecuadas de alimentos, y que también se comparta equitativamente la comida dentro de la familia.

Debe considerarse, en nuestra opinión, la cuestión de la distribución de alimentos en el contexto de la necesidad de reducir los extremos de riqueza y pobreza en los planos nacional e internacional. La meta inicial sería de asegurar el derecho a los alimentos y otras necesidades fundamentales para todos y, a la larga, el bienestar y la prosperidad universal. Para ello serán necesarios la organización de los recursos materiales del mundo en beneficio de todos, el libre comercio para estimular el desarrollo económico y un sistema de reservas de productos básicos esenciales para prevenir la escasez. En la esfera fundamental del almacenamiento y la distribución debe darse mucha importancia a las medidas comunales de seguridad de alimentos en forma de graneros para la autosuficiencia en el plano local. Las medidas de redistribución orientadas a los recursos financieros han de corresponder a las necesidades biológicas, en comparación con la situación actual en que una proporción considerable de la población mundial carece del poder adquisitivo para obtener los alimentos que requiere.

Se reconoce ampliamente que la humanidad está pasando por un proceso de transformación universal, sin precedentes tanto en su escala mundial como en su ritmo explosivo. Nunca antes ha tenido tanta necesidad la humanidad de renovar su pensamiento, de una filosofía de acción para hacer frente a las fricciones sociales omnipresentes que podrían llegar a destruirnos como seres humanos. Se reconoce cada vez más que la erradicación del hambre es tanto un imperativo moral como un factor sumamente importante en la creación de estabilidad social en un mundo interdependiente. Sólo una estrategia mundial de desarrollo capaz de movilizar nuestra capacidad espiritual e intelectual, así como todos los elementos de la producción, en aras de toda la raza humana, puede eliminar del mundo el subdesarrollo y el hambre.

El Consejo Mundial de Alimentación ha recibido un mandato y está en buena posición para representar un papel cada vez más importante en la formulación y promoción de una estrategia efectiva y mundial de alimentos. Dicha estrategia podría incluir el beneficio de un aumento en la información y educación con respecto a los alimentos y, en paralelo con una concientización cada vez mayor de la insostenible esclavitud biológica que constituye el azote del hambre, la formulación de políticas y medidas de distribución capaces de hacer frente al desafío. Los organismos de las Naciones Unidas podrían realizar una campaña mundial de información y educación en colaboración con gobiernos miembros y organizaciones no gubernamentales. Ello podría fomentar una comprensión más amplia de este gran problema desafiante y dar como resultado un compromiso suficiente para tender las bases de la realización de la meta loable de erradicar el hambre y la desnutrición a fines del siglo, tal como lo ha previsto el Consejo Mundial de la Alimentación. La Comunidad Internacional Baha'i, con su experiencia centenaria en el fomento de la solidaridad mundial y en la promoción de la aceptación universal de los derechos humanos de todos los miembros de la humanidad, está dispuesta a hacer su contribución a este proceso.

  1. The Decline in Hunger-Related Deaths, The Hunger Project Papers, No. 2, mayo de 1984, de Roy L. Prosterman.

* De los Escritos Baha'is.

La Paz y el Desarrollo

La Paz y el Desarrollo

Declaración presentada al Seminario de las Naciones Unidas para las regiones de Asia, el Pacífico y Asia Occidental, para el Año Internacional de la Paz.

Bangkok, Tailandia—20 May 1985

Bangkok, Tailandia
20 al 24 de Mayo de 1985

Es inconcebible que pueda lograrse paz duradera alguna en este planeta sin resolver los complejos problemas del desarrollo social y económico que afligen a las sociedades contemporáneas. La interconexión de las vidas humanas en los planos físico y psicológico — consecuencia de una compleja red mundial de comunicaciones y transporte — es tal que sería inconcebible considerar la paz como una condición caracterizada simplemente por la ausencia a escala mundial de conflictos, cuando millones de personas mueren anualmente de hambre, enfermedad y pobreza.

Mucho se ha dicho y escrito acerca del desarrollo, de la manera adecuada de lograrlo, si desde abajo hacia arriba, comenzando desde las raíces, haciendo que todos participen en el proceso de construcción de una calidad satisfactoria de vida. Generalmente se concuerda hoy en día en que el desarrollo debe contar con la participación de quienes sufren de inadecuada alimentación, agua, saneamiento, vivienda, etc., en la decisión y la acción, y si no se sacrificará tanto la validez como el grado de éxito de cualquier programa de desarrollo.

La Comunidad Internacional Baha'i dio a conocer a la Comisión de Derechos Humanos en el cuadragésimo periodo de sesiones, en 1984, su opinión acerca del papel del desarrollo en el logro de una sociedad mundial en una declaración que formuló acerca del «Derecho al Desarrollo»:

«La visión baha'i es la creación última de una civilización mundial, una mancomunidad mundial que unirá a todas las naciones como miembros autónomos y que salvaguardará la libertad y la iniciativa personal de los individuos que la compongan, dentro de un orden justo y equitativo. Se concibe el desarrollo como un proceso dual, individual y social, que se refuerzan mutuamente, en el que la sociedad, moldeada por sus ciudadanos, actúa a su vez sobre el carácter del individuo de tal manera que se facilita la realización de su potencial».

Sin embargo, la calidad de vida del individuo requiere en nuestra opinión mucho más que la satisfacción de las necesidades materiales. Debe tomarse en cuenta todo el propósito de la vida de un individuo para liberarlo tanto de las necesidades internas como de las externas. Sólo entonces puede considerarse que la gente viva en condiciones de paz. Si mañana tuviéramos condiciones de falta de guerra (no una verdadera paz, sino la ausencia de guerra), con desarme general y completo, liberando miles de millones de dólares para su uso en el desarrollo económico y social, persistiría aún la cuestión de qué cambios económicos y sociales servirían mejor las aspiraciones de los seres humanos de crear condiciones de paz personal y social que puedan evolucionar hasta constituir una civilización planetaria rica en oportunidades para el continuo desarrollo creativo de la personalidad humana y de las estructuras sociales, económicas y políticos.

Ya que, en nuestra opinión, como se cita en los Escritos Baha'is, «la religión es verdaderamente el principal instrumento para el establecimiento del orden en el mundo y de la tranquilidad entre sus pueblos», hay desde luego en la búsqueda de la paz y de la comprensión de su interrelación con el desarrollo, la necesidad de reconsiderar, sin los prejuicios que inspire una sociedad secular, la naturaleza de la religión y de los valores religiosos. La Comunidad Internacional Baha'i señaló en una declaración formulada ante la Comisión de Desarrollo Social hace varios años (E/CN.5/NGO/117, del 3 de enero de 1975):

Estimemos que el desarrollo efectivo dependerá de los valores morales y espirituales que comienzan con el individuo y se extienden a la sociedad. Incluso una somera observación permite apreciar que el egoísmo, la codicia, la deshonestidad, el odio y la injusticia, en los planos individual y social, son el reverso de lo que se necesita para producir la unidad y la comprensión, sin las cuales no puede lograrse progreso alguno. Podrá parecer un clisé el afirmar que el amor, la justicia, la integridad, la honestidad y otros valores tradicionales morales y espirituales son indispensables en nuestro mundo preponderantemente profano para producir con éxito los cambios necesarios para la integración personal y social en la compleja vida de este planeta. Pero hemos vista que cuando se orientan hacia una vida de comunidad guiada por un orden administrativo que fomenta el reflejo de esas cualidades en las relaciones sociales, como sucede en las comunidades baha'is, el resultado es sumamente saludable.

Además, en la experiencia y comprensión de la Comunidad Mundial Baha'i, el desarrollo exitoso, como requisito previo del establecimiento de la paz mundial y el crecimiento de una sociedad mundial que propicie y proteja el bienestar de toda la humanidad, debe centrarse en la comprensión de que cada persona es inseparable del cuerpo total de la humanidad. Esta interrelación humana debe expresarse en consecuencia en una vida de acción dedicada a la construcción de una sociedad mundial en la que se satisfarán no sólo las necesidades económicas y sociales de la raza humana, sino, además, sus aspiraciones espirituales, morales y culturales.

Indudablemente la paz y el desarrollo son la responsabilidad de toda la humanidad. Como lo expresan los Escritos Baha'is:

«Grande es la estación del hombre. Grandes deben ser también sus empresas para la rehabilitación del mundo y el bienestar de las naciones. Si el hombre reconociera la grandeza de su estación y lo elevado de su destino no manifestaría otra cosa que buen carácter, acciones puras y una conducta decorosa y digna de alabanza».

Y, además,

«... el honor y la distinción del individuo consisten en lo siguiente, que el de todas las multitudes del mundo llegue a ser fuente de bien social. ¿Es concebible mayor honor que éste, que un individuo, mirando dentro de sí mismo, halle que al confirmar la gracia de Dios ha llegado a ser la causa de la paz y el bienestar, de la felicidad y de ventaja para sus congéneres? …Cuán excelente, cuán honorable es el hombre si se levanta para asumir sus responsabilidades…Suprema felicidad es la del hombre …espolea el corcel de las empresas elevadas en la arena de la civilización y la justicia».

A medida que se reconsidera la religión en nuestra época, se verá que en los Escritos Sagrados puede hallarse la clave de la educación y el desarrollo humano fundamentales, los conocimientos y los valores que a lo largo de la historia han aclarado el objetivo central del ser humano — reconocer y adorar a Dios y llevar adelante una civilización en constante progreso — y revelado la verdadera identidad de la persona como agente que expresa, a través de su relación con el Creador, una actitud de amor y servicio a la humanidad en su conjunto. De esta manera la religión, en armonía con la ciencia, puede brindar a cada ser humano la oportunidad de desempeñar su parte en propiciar el desarrollo y la paz en el planeta. Libre del dogma, la superstición y otros obstáculos inventados por el hombre, puede verse a la religión en armonía con la ciencia, no incompatible con ella. La Comunidad Internacional Baha'i expresó este argumento en la declaración que formuló ante la Comisión de Desarrollo Social anteriormente mencionada:

«Dado que el desarrollo económico y social depende de la plena aplicación de los recursos de la ciencia y la tecnología a la solución de los urgentes problemas de la alimentación, la población, el medio ambiente, etc., parece indispensable, para conseguir la participación de las masas, que armonicemos la ciencia y la religión, mediante la comprensión de su naturaleza básica como aspectos de una realidad: la primera interesada en la existencia física de la humanidad y la segunda en los valores que tradicionalmente han dado a la vida el significado que tiene. En nuestra experiencia, a menos que se comprenda y se establezca claramente en la conciencia individual y social la unidad básica de la ciencia y la religión, no es fácil desarraigar costumbres y tradiciones anticuadas que impiden la aceptación sin reservas de valiosos adelantos de la ciencia y la tecnología».

Como conclusión, recomendamos que la Secretaría del AIP estimule durante el Año Internacional de la Paz una reevaluación del verdadero carácter de la religión como reserva de orientación para la conducta humana y dirección hacia la unidad en la vida contemporánea. Es nuestra convicción que la religión aporta el elemento esencial de humanidad para fundamentar las contribuciones que la ciencia y la tecnología puedan hacer al desarrollo económico y social y, a su vez, a la paz. En un mundo en que el conflicto ha resultado ser inútil como solución de los problemas humanos, en que ha cesado la viabilidad de la guerra, la única respuesta consiste en volver a descubrir un proceso en el que la felicidad de toda la raza humana — en contraposición a aquella de un determinado segmento de la humanidad, sin importar sobre qué base ésta se seleccione — puede procurarse y alcanzarse. En esta empresa la religión y la ciencia deben trabajar unidas.

Preparación para Vivir en Paz: el Papel de la Juventud

Preparación para Vivir en Paz: el Papel de la Juventud

Declaración preparada en el Año Internacional de la Paz por la Comunidad Internacional Baha'i para el Seminario de las regiones de Asia y el Pacífico y Asia Occidental

Bangkok, Tailandia—20 May 1985

Bangkok, Tailandia
20 al 24 de Mayo de 1985

La Comunidad Internacional Baha'i desea formular algunas observaciones acerca de las formas significativas en que la juventud, con su idealismo y energía, puede ayudar a cumplir el objetivo de la Carta de las Naciones Unidas de establecer la paz universal, y sugerir que la Secretaría del Año Internacional de la Paz preste especial atención en su proyecto de programa para el AIP a la forma en que los jóvenes, con su creatividad y empuje, pueden no sólo apoderarse de la visión de una sociedad mundial que incorpore la rica diversidad de las características y culturas humanas, sino que reconozca además su papel más valioso en lograr la unidad y la paz mundial.

Basándose en la experiencia de la juventud baha'i de más de 2.000 antecedentes étnicos en más de 160 países independientes, la Comunidad Internacional Baha'i sugiere las siguientes maneras en que la juventud podría ayudar a lograr una paz mundial duradera y a construir una civilización mundial:

  1. Desarrollando una comprensión y convicción del principio de la unicidad orgánica de la humanidad, y expresando esta creencia en la acción.

La ciencia y la religión nos han enseñado que somos una raza humana, que vive en un planeta, y que cada uno de nosotros es parte integrante del cuerpo de la humanidad. Si una parte de este cuerpo es débil, está enferma, el todo se verá afectado: entonces cada uno de nosotros, como una parte indivisible, sufrirá o será destruido.

  1. Trabajando en pro de la erradicación sistemática de todas las formas de prejuicio y discriminación, ya sea que se basen en consideraciones de raza, religión, sexo, nacionalidad o clase.

La falta de conciencia de nuestros prejuicios y no trabajar de manera consecuente para liberarnos de esas fuerzas divisivas nos herirá o destruirá, individual y colectivamente. Además, la oportunidad de lograr la unidad mediante la cooperación y de alcanzar la paz, el resultado de esta unidad, será imposible.

  1. Mediante la dedicación a la educación en su totalidad — espiritual, moral, intelectual, emocional y física — la educación total de la persona. Ello puede lograrse de dos maneras:
    1. En primer lugar, mediante el desarrollo de los valores morales y espirituales más elevados que se enseñan en los Escritos Baha'is y en los escritos de las religiones reveladas anteriormente: entre ellas, las cualidades del amor, la compasión, la justicia, la veracidad, la honradez, la confiabilidad y la cortesía. Esas cualidades, esenciales para la formación del carácter, deben interiorizarse y expresarse en la acción cotidiana, ya sea en el contexto de la familia, la comunidad, el país o el mundo en general. Esta educación debe derivar necesariamente de la aceptación de la unicidad orgánica de la raza humana, de la dedicación a ella, y de la convicción de que todos los seres humanos tienen un carácter fundamentalmente espiritual y la responsabilidad de expresar su amor a Dios mediante el servicio a sus congéneres.
    2. En segundo lugar, mediante la educación y la capacitación en las escuelas, desarrollar plenamente los talentos, capacidades y potenciales de los individuos de tal manera que los jóvenes estén equipados para ejercer una profesión u oficio y puedan, mediante un empleo remunerado, contribuir al desarrollo de su país y del mundo. En la opinión de los baha'is, también se debe dar especial importancia a la educación de la juventud femenina, que suele dejarse de lado.

Tanto la familia como la comunidad deben tomar las medidas para impartir ese tipo de educación. Como, en la opinión de los baha'is, la labor hecha en el espíritu de servicio a la humanidad es una forma de adoración, los jóvenes, tanto hombres como mujeres, deben dedicarse a obtener una educación de manera que puedan hacer su contribución única a la vida en este planeta.

Además, en la experiencia de la Comunidad Internacional Baha'i, es claro que la educación y la capacitación de los jóvenes deben basarse en el acuerdo esencial de la ciencia y la religión ya que, como facetas de una verdad, deben suministrar tanto los valores como los conocimientos que transformarán a este planeta en un lugar de paz y armonía, respetando la rica diversidad de la humanidad y favoreciendo las diferencias culturales que nos unen, y no las que nos separan.

Una aceptación de la humanidad común que compartimos — que todos somos creación divina, unidos por lazos indisolubles con el Creador del universo — es, en la opinión de la Comunidad Internacional Baha'i, de importancia esencial.

Hacemos las observaciones y sugerencias anteriores con la esperanza de que el entusiasmo que la juventud de todo el mundo está demostrando durante el Año Internacional de la Juventud se canalizará plenamente, en colaboración con gente de todas las edades, para hacer del Año Internacional de la Paz un hito en la vida de las Naciones Unidas y del planeta Tierra.

La meta de la paz mundial es más que una posibilidad. Creemos que es inevitable, y la luz brillante al final del túnel debe ser para los jóvenes un reto a su devoción por construir un mundo mejor, como se entrevé, por ejemplo, en la siguiente visión de los Escritos Baha'is:

«Una comunidad mundial en que se hayan demolido permanentemente todas las barreras económicas y se reconozca definitivamente la interdependencia entre el Capital y el Trabajo; en que se haya acallado para siempre el clamor del fanatismo y la lucha religiosa; en que se haya extinguido finalmente la llama de la animosidad racial; en que un solo código de derecho internacional — producto del juicio considerado de los representantes federados del mundo — tendrá como sanción la intervención inmediata y coercitiva de las fuerzas conjuntas de las unidades federadas; y, finalmente, una comunidad mundial en que la furia de un nacionalismo caprichoso y militante se haya transformado en una conciencia respetuosa de la ciudadanía mundial — efectivamente, parece ser, en sus líneas más generales, el Orden previsto por Bahá’u’lláh, un Orden que se llegará a considerar como el más hermoso fruto de una edad que madura lentamente.»

 

Preparación para Vivir en Paz: La Contribución de la Mujer

Preparación para Vivir en Paz: La Contribución de la Mujer

Declaración preparada por la Comunidad Internacional Baha'i para el Seminario Regional Europeo para el Año Internacional de la Paz

Vienna, Austria—6 May 1985

Viena, Austria
6 al 10 de Mayo de 1985

La consideración de los componentes que deben incluirse en el proceso de preparación para vivir en paz se ocupa más frecuentemente de la estructura de la sociedad que se requiere reordenar o recrear que de las faltas perturbadoras de la conducta individual que hacen imposibles — o al menos improbables — los actos de cooperación en que se debe basar una sociedad mundial estable que disfrute de la seguridad y la paz internacional.

En consecuencia, la Comunidad Internacional Baha'i desea referirse a algunos de los elementos de la personalidad humana que se han de enfrentar a fin de establecer una interacción armoniosa entre el individuo y la sociedad.

La educación desde la infancia es una comprensión básica de la relación entre los pueblos y las culturas, que insiste en la búsqueda del denominador común de todas las personas, es en nuestra opinión el requisito previo básico. Creemos que despojar al ser humano de sus identidades accidentales de raza, nacionalidad, religión, clase o sexo y hallar en cada persona las necesidades y las potencialidades intelectuales, emocionales y físicos básicos es un proceso necesario que lleva a la erradicación de todos los prejuicios que impiden que los seres humanos trabajen juntos para construir una paz mundial.

Porque es convicción de la Comunidad Internacional Baha'i, como se expresa en los Escritos Baha'is, que:

«la gloria del hombre se basa en sus conocimientos, su recta conducta, su carácter encomendable, su sabiduría, y no en su nacionalidad o su rango».

Y, además, que:

«quienes estén dotados de sinceridad y fidelidad deben asociarse con todos los pueblos y personas afines de la tierra con alegría y esplendor en la medida en que relacionarse con personas ha promovido y seguirá promoviendo la unidad y la armonía, que a su vez son conducentes al mantenimiento del orden en el mundo y a la regeneración de naciones.»

En el proceso educacional anteriormente mencionado es importante considerar la contribución que la mujer puede hacer al fortalecimiento de la paz y la seguridad internacional y a lograr una sociedad mundial en que se encarnen las características y las aspiraciones más nobles de la raza humana, una sociedad que a su vez nutre el despliegue de toda la gama de talentos individuales.

En nuestra opinión, sólo con la plena participación de la mujer en los asuntos del planeta se podrá lograr la paz mundial. Y la clave para esta participación esencial de la mujer en el establecimiento del orden mundial será la educación que se imparta a todos los seres humanos, independientemente de su sexo, raza, nacionalidad, clase o religión. La necesidad de tal acción se expresa claramente en el siguiente pasaje de las escrituras Baha'is:

«Cuando toda la humanidad reciba la misma oportunidad de educación y se haga realidad la igualdad del hombre y la mujer, se habrán destruido totalmente las bases de la guerra…La igualdad del hombre y la mujer es conducente a la abolición de la guerra, por cuanto la mujer nunca estará dispuesta a aprobarla.»

El principio de la igualdad de derechos, privilegios y oportunidades de ambos sexos es uno de los principios fundamentales de la Fe Baha'i. Este principio esencial para la unidad de la humanidad y el establecimiento de la paz universal ha sido promovido activamente por los Baha'is durante más de cien años. A medida que las mujeres han participado más intensamente en la solución de los muchos problemas mundiales que enfrentamos hoy en día, es alentador señalar, como lo mencionó la Comunidad Internacional Baha'i en una declaración presentada al 30° período de sesiones de la Comisión de la Condición de la Mujer (E/CN.6/1984/NGO.1) con respecto a la relación de la mujer con la paz, que:

«las tendencias no agresivas de la mujer, que por su naturaleza procura utilizar medios cooperativos en la solución de esos problemas, están comenzando a recibir el reconocimiento de las sociedades que intentan resolver conflictos por medios pacíficos».

En nuestra etapa de la civilización humana se considera que la cooperación es un elemento fundamental que logra una unidad compleja pero interesante mediante la diversidad, que recoge la riqueza de los antecedentes y culturas humanas para integrarlos en un patrón planetario de derecho internacional y orden mundial y el surgimiento eventual de una civilización mundial. En el primer trimestre de este siglo ‘Abdu’l-Bahá, hijo de Bahá’u’lláh, el Fundador de la Fe Baha'i, ya había dado testimonio claro de este patrón al observar:

«El mundo en el pasado ha sido dominado por la fuerza y el hombre ha dominado a la mujer en razón de sus cualidades más enérgicas y agresivas tanto de cuerpo como de mente. Pero la balanza ya comienza a cambiar, la fuerza pierde su peso y la viveza mental, la intuición y las cualidades espirituales de amor y servicio, en las que es fuerte la mujer, comienzan a predominar. De ahí que la nueva edad será menos masculina y más impregnada por los ideales femeninos o, para hablar de una manera más precisa, será una edad en que los elementos masculinos y femeninos de la civilización se equilibrarán de manera más apropiada».

Sin embargo, parecería bastante claro que no será posible que la civilización presente y futura se beneficie de este equilibrio entre lo masculino y lo femenino si no se hace un esfuerzo extraordinario para brindar educación a la mujer en todo el planeta — incluso para favorecer la educación de la mujer desde la infancia más temprana — de manera que se pueda desarrollar plenamente el potencial de esta mitad de la raza humana y hacerlo realidad en la solución de los problemas mundiales y en el establecimiento de la paz mundial. En nuestra opinión, este podría ser uno de los impulsos del Año Internacional de la Paz, explorar completamente los métodos que alcancen este equilibrio justo de educación para los niños y las niñas de la familia, de la comunidad y de la nación, así como las medidas recomendadas. No se trata sólo de la participación de la mujer como madre y tutor en el desarrollo de las cualidades apropiadas de los niños a fin de que lleguen a ser agentes de la paz, sino de la influencia de la mujer en los asuntos mundiales mediante su participación en toda esfera de actividad en un pie de plena igualdad con el hombre, que es también un elemento esencial para superar la guerra de una vez por todas.

Además, la mujer puede ayudar a revertir una filosofía predominante de la vida que presume que los seres humanos son cautivos del mundo natural y que la conducta humana debe parecerse en consecuencia a la de los animales; ya que la lucha consiguiente por la riqueza material es muy conocida por la mujer, que desde hace mucho tiempo ha sido víctima de un sistema que valora la productividad material como señal del éxito, pero que no lleva a la seguridad, la felicidad ni el bienestar de nadie.

La Comunidad Internacional Baha'i opina que la lucha de un grupo, clase o raza por el control o la ventaja sobre otros a fin de obtener un beneficio económico sirve sólo para aumentar la división, profundizar los prejuicios y fomentar el aspecto competitivo de la naturaleza humana. En lugar de ello, una filosofía basada en la nobleza del ser humano y en el desarrollo de su naturaleza espiritual superior puede dar una nueva visión y educación esenciales a los pueblos y gobiernos de nuestro tiempo.

Si la mujer — y el hombre — pudieran propiciar una visión tal de la vida por todos los medios disponibles, pronto resultaría posible una rápida transformación de la sociedad. Esa acción, como expresamos en nuestra declaración formulada ante la Comisión de la Condición de la Mujer, mencionada anteriormente:

«aseguraría el desarrollo de los valores morales y espirituales, que son tan esenciales si la educación ha de promover la paz; ayudaría a lograr la igualdad de los sexos, cimentando la sociedad que debe existir entre el hombre y la mujer; reduciría la rivalidad y la lucha por el poder entre grupos hostiles que procuren ejercer el dominio unos sobre otros; y, finalmente, haría posible la creación de un sistema eficaz de seguridad colectiva para mantener la paz entre los estados, por tanto, en un mundo unido ninguna nación agresora podría destruir a otra, ya que todos los demás países actuarían al unísono, por conducta de un organismo internacional, para prevenir esa agresión».

Hay gran necesidad en nuestro mundo actual de incluir en la educación criterios cooperativos que impliquen el respeto por la realización potencial de las cualidades supremas de todo ser humano. Hemos llegado a la conclusión de que la actitud de cooperación y el respeto por los demás en la familia estimula la aceptación de los derechos de todos: el respeto por los niños y la mujer se realza en familias cuyos valores morales y espirituales fundamentan la preocupación por el bienestar material. Además, cuando esas actitudes se extienden desde la familia a la nación y al mundo, contienen una gran promesa de reducir y, en definitiva, eliminar los prejuicios divisionistas que han inhibido gravemente el crecimiento y el desarrollo.

Aunque la Comunidad Internacional Baha'i apoya programas especiales para el desarrollo de la mujer, la experiencia de las comunidades Baha'is ha revelado que, si esos programas no educan también al hombre en la igualdad de los sexos, haciendo que acepten este justo principio, fracasarán, ya que la condición saludable de la familia, como unidad básica de la sociedad, requiere la contribución compartida tanto del hombre como de la mujer. Cuando la estructura y la influencia de la familia son débiles, los problemas se multiplican, especialmente para los niños — los adultos del mundo del mañana.

Si el Año Internacional de la Paz puede alentar programas que subrayen una conciencia en crecimiento de la interdependencia y la unicidad orgánica de la humanidad, estimularán condiciones en que la paz sea posible. Porque nos parece que necesitamos con urgencia cada vez más personas que aprendan el respeto por los derechos de los demás, asuman la responsabilidad de desarrollar un buen carácter y estén dispuestas a dedicarse, en el espíritu de servicio, a los intereses de toda la humanidad.

El Desarme y la Paz

El Desarme y la Paz

Declaración oral presentada al Seminario Regional para América Latina y el Caribe (ECLAC) en preparación del Año Internacional de la Paz Tema 3 del programa

New York—27 February 1985

Organización de las Naciones Unidas, Nueva York
27 de Febrero de 1985

Gran parte de lo que decíamos ayer al debatir el tema de la «Preparación para Vivir en Paz» se aplica asimismo al tema de esta sesión, «El Desarme y la Paz». Porque, ¿cómo podemos separar el logro de la paz mundial del logro del desarme general y completo?

El documento distribuido por la Secretaría de las Naciones Unidas indica algunas medidas adoptadas por las Naciones Unidas, tanto internacional como regionalmente, para detener la carrera de armamentos. Revela, además, en forma bastante clara que la carrera de armamentos sigue aumentando y que, en consecuencia, parece predominar tanto sobre América Latina y el Caribe como sobre el resto del mundo un ambiente de desastre inminente. En este contexto, un extracto del documento del Seminario examinado ayer en relación con la «Preparación para Vivir en Paz» — un extracto de la Constitución de la UNESCO — parece sumamente pertinente: «Como las guerras comienzan en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres que han de construirse las defensas de la paz». Por lo tanto, parecería que ninguno de nosotros puede evadir la responsabilidad de por lo menos «desarmar» nuestros prejuicios, que suelen hallarse en la raíz de nuestra incapacidad de llevarnos bien los unos con los otros en las familias, las comunidades o en los planos nacional e internacional. La otra cara de la moneda, desde luego, está constituida por las medidas que los gobiernos pueden adoptar para promover el desarme general y completo y lograr una paz duradera en este planeta.

Teniendo esto presente, la Comunidad Internacional participó en los dos períodos extraordinarios de sesiones de la Asamblea General dedicados al desarme. En una declaración titulada «La Promesa del Desarme y la Paz», preparada para el primer período extraordinario de sesiones, se afirmó que «el desarme general y completo de las naciones del mundo exige … que los gobiernos y los pueblos aumenten su conciencia de la unicidad orgánica de la raza humana». (Ayer se abundó en este punto). A continuación expresamos la otra mitad de nuestra opinión:

«El desarme requiere, además, la creación de una federación mundial, con los órganos necesarios para administrar con justicia en nombre de todos los gobiernos y pueblos. En opinión de los baha'is, la salud tanto del estado-nación como del mundo en su conjunto seguirá afectada hasta que todos los gobiernos accedan a establecer un órgano supranacional de ese tipo, una institución facultada para controlar — y eliminar gradualmente — la desunión entre las naciones».

Y continuamos, diciendo:

«Un órgano mundial de ese tipo debe tener a su mando armas y fuerzas armadas suficientes para prevenir que una nación ataque a otra o, si ello ocurre, para someter al agresor, y todos los países conservarán sólo armas suficientes para mantener el orden interno. Sólo entonces resultará imposible una guerra mundial devastadora y se detendrán prontamente las guerras limitadas. Los países se unirán para resolver no sólo los problemas mundiales de la educación, la alimentación, el empleo, etc., sino, además, las cuestiones fundamentales de la moralidad internacional, el derecho y el orden público, sin las cuales no puede haber paz duradera».

Los extractos recién citados ilustran las razones de la participación de los s en las actividades de las Naciones unidas para lograr el desarme, más recientemente en la Campaña Mundial de Desarme. Sin duda que dicha campaña se verá reforzada par las muchas actividades a escala mundial en nombre del Año Internacional de la Paz. Nuestro Consejo Internacional ya se ha dirigido a nuestras filiales de todo el mundo alentándolas a hacer todo lo posible por participar durante el Año Internacional de la Paz en actividades que ayuden a cambiar la conciencia de los pueblos de todas partes, de manera que esta nueva conciencia pueda crecer como la levadura hasta llegar a ser tan dominante que los gobiernos del mundo consideren que la voluntad popular es un mandato para abolir sus arsenales de guerra y traer la paz.

En la misma declaración, distribuida ampliamente durante ambos períodos extraordinarios de sesiones, reconocimos que el camino hacia la paz mundial no era fácil. Además, que desde luego correspondía a los gobiernos nacionales la responsabilidad de prevenir la guerra y buscar maneras de unir y desarmarse hasta lograr un acuerdo político, lo cual representaría la primera etapa de la paz mundial. Y dimos a conocer un breve extracto pertinente de los Escritos s: «En la actualidad la tarea que corresponde a los grandes gobernantes es el establecimiento de la paz, ya que en ello se basa la libertad de todos los pueblos.»

Seguimos diciendo que, en definitiva, sin embargo, es también tarea de toda persona:

«…mediante una conciencia de su verdadera naturaleza de servidor de un Creador y de miembro de una familia humana, cumplir la voluntad divina de llevar a todos los pueblos la armonía y la paz, liberando al planeta de la pobreza y la guerra. En esta segunda etapa — de auténtica unidad y paz mundial — el bienestar individual y social se expresará en una civilización que refleje los valores espirituales de amor, compasión y justicia».

La creación de un orden mundial basado en la justicia y en la unidad de todos los pueblos ha sido la meta de la Comunidad Internacional durante más de un siglo. Hoy en día, representando a diversos sectores de la humanidad, en más de 160 naciones independientes, los miembros de las comunidades s, leales a los gobiernos nacionales bajo los cuales viven, procuran constructivamente hacer adelantar la sociedad hacia esa conciencia mundial que ha de servir de base a la paz definitiva y a una civilización mundial.

En las comunidades baha'is de toda América Latina y del Caribe, los baha'is están dedicados cotidianamente, cualquiera que sea la actividad que realicen, ya sea en su hogar o en la comunidad, a tratar de transformar sus actitudes y valores, a desarmar sus prejuicios, a rechazar las costumbres y los votos tradicionales superados. Independientemente de su sexo, edad, nacionalidad o antecedentes religiosos están tratando de poner en práctica orientaciones claras y permanentes. Saben que el desarme no es un problema sólo de nuestros tiempos, sino que ya se consideraba que la carrera de armamentos era una etapa superada de la evolución humana en el siglo pasado y en los primeros años del siglo XX.

A comienzos de este siglo, el hijo del Fundador de la Fe , ‘Abdu’l-Bahá (de cuyos escritos citamos ayer), dejó muy en claro el punto de vista baha'i sobre el desarme:

«En virtud de un acuerdo general todos los gobiernos del mundo deben desarmarse simultáneamente. No bastará con que uno deje sus armas mientras los demás se nieguen a hacerlo. Las naciones del mundo deben concordar unas con otras respecto de esta materia tan importante, de manera que puedan dejar de lado juntas las armas mortíferas de la matanza humana. Mientras una nación aumente su presupuesto militar y naval otras naciones se verán obligadas a participar en esta alocada competencia como consecuencia de sus intereses naturales y supuestos».

Teniendo presente lo anterior, la Comunidad Internacional ha acogido con beneplácito la mayor participación de las Naciones Unidas en el logro del desarme general y completo. Ello no equivale a decir que la acción unilateral no sea también importante, ya sea que se trate del desarme o el desarrollo. Sin embargo, el carácter mundial del problema del desarme es innegable.

Incluso ya en 1875 ‘Abdu’l-Bahá expresó la tragedia de una carrera de armamentos asombrosa en un libro sumamente interesante titulado El Secreto de la Civilización Divina. Decía lamentándose:

«Cuántos miles han dejado su trabajo en industrias útiles y trabajan día y noche por producir armas nuevas y más mortíferas que derramarán la sangre de la raza en forma más copiosa que antes. Cada día inventan una nueva bomba o explosivo y entonces los gobiernos deben abandonar sus armas anticuadas y comenzar a producir las nuevas, ya que las armas antiguas no pueden hacer frente a las nuevas... El costo abrumador de todo ello corre a cargo de las infelices masas».

Sin embargo, en el mismo libro está la respuesta básica para nuestros tiempos, y el aliento que se halla en el extracto con el que deseamos concluir esta declaración inspire a la Comunidad Internacional y a sus filiales de todo el mundo para seguir participando en los esfuerzos humanos par lograr el desarme y la paz, promovidos y coordinados en forma tan ardua por las Naciones Unidas.

En cierto sentido, este extracto pertenece al pasado, al presente y al futuro. ‘Abdu’l-Bahá escribe:

«La auténtica civilización desplegará su bandera en lo más central del corazón del mundo cada vez que un número de sus soberanos distinguidos y de mente elevada — los ejemplares brillantes de la devoción y la determinación — en aras del bien y la felicidad de toda la humanidad, se levanten, con decisión firma y visión clara, para establecer la Causa de la Paz Universal. Deben hacer que la Causa de la Paz sea objeto de consulta general y procurar para todos los medios a su alcance establecer una Unión de las naciones del mundo. Deben concertar un tratado obligatorio y firmar un pacto cuyas disposiciones sean sólidas, inviolables y definidas. Deben proclamarla a todo el mundo y obtener para ella la sanción de toda la raza humana. Esta empresa suprema y noble — la fuente real de la paz y el bienestar de todo el mundo — debe ser considerada sagrada por todos quienes habiten la Tierra. Se deben movilizar todas las fuerzas de la humanidad para lograr la estabilidad y la permanencia de este Pacto Supremo. En este Pacto, que lo abarcaría todo, deberían fijarse claramente los límites y las fronteras de todas las naciones, establecerse en forma definida los principios en que habrían de basarse las relaciones de los gobiernos entre si y determinarse todos los acuerdos y las obligaciones internacionales. Asimismo, debería limitarse estrictamente el volumen de los armamentos de todos los gobiernos, por cuanto si se permitiera que aumentaran los preparativos bélicos y las fuerzas militares de cualquier país se despertarían las sospechas de los demás. El principio fundamental en que se basa este Pacto solemne debería fijarse de tal manera que, si cualquier gobierno infringiera posteriormente cualquiera de sus disposiciones, todos los gobiernos de la Tierra hubieran que levantarse para reducirlo a la sumisión total, más aún, toda la raza humana debería resolverse, con todas las fuerzas a su disposición, a destruir a ese gobierno. Si este el mayor de todos los remedios se aplicara a todo el cuerpo enfermo del mundo, con toda seguridad se recuperaría de sus males y seguiría siendo eternamente salvo y seguro».

Obsérvese que si se llegara a esta situación feliz ningún gobierno necesitaría acumular permanentemente armas bélicas ni sentirse obligado a producir armas militares cada vez más nuevas con las cuales conquistar a la raza humana. Sólo se requeriría una pequeña fuerza a los efectos de la seguridad interna, la corrección de los elementos criminales y desordenados y la prevención de los disturbios locales, nada más. De esta manera toda la población, en primer lugar, se vería aliviada de la carga aplastante de los gastos que actualmente se imponen a los fines militares y, en segundo lugar, un gran número de personas dejaría de destinar su tiempo a la continua invención de nuevas armas destructivas — esos testimonios de la codicia y del carácter sanguinario, tan inconsecuentes con el don de la vida; en lugar de ello destinaría sus esfuerzos a la producción de todo aquello que propicie la existencia humana y la paz y el bienestar, y pasaría a ser causa del desarrollo y la prosperidad universal. Entonces todas las naciones de la Tierra reinarán con honor y todos los pueblos vivirán en tranquilidad y contentos.

Unos pocos, desconociendo el poder latente en la conducta humana, consideran que ello es sumamente impracticable, incluso más allá del alcance de los mejores esfuerzos del hombre. Ello no es así, sin embargo. Por el contrario, merced a la gracia infalible de Dios, la bondad amorosa de sus favorecidos, la actividad sin rival de almas sabias y capaces, y los pensamientos e ideas de los dirigentes sin par de esta edad, no hay nada que pueda considerarse inalcanzable. Se requiere esfuerzo, esfuerzo incesante. Sólo una decisión indomable puede tener posibilidades de lograrlo. Hay muchas causas que en el pasado se consideraron meramente visionarias; sin embargo, hoy en día han pasado a ser sumamente fáciles y practicables. ¿Por qué habría esta Causa suprema y elevada — la estrella diurna del firmamento de la auténtica civilización y la causa de la gloria, el adelanto, el bienestar y el éxito de toda la humanidad — considerarse imposible de lograr? Con toda certeza llegará el día en que esta hermosa luz alumbrará al conjunto de la humanidad».

La Preparación Para Vivir en Paz

La Preparación Para Vivir en Paz

Charla presentada durante el Seminario Regional de las Naciones Unidas para Latinoamérica y el Caribe para el Año Internacional de la Paz (Tema 2 del programa), auspiciado por la Comisión Económica y Social para Latinoamérica y el Caribe (ECLAC).

Nueva York—26 February 1985

Organización de las Naciones Unidas
26 de Febrero de 1985

El título de la sección de hoy del Seminario sobre la «Preparación para Vivir en Paz» bien podría tener dos significados diferentes: (1) los pasos que el individuo y la sociedad deben tomar para lograr condiciones en el planeta para la vida en plena paz; o (2) la transformación que la raza humana debe lograr para ser digna de participar en la vida de un planeta en que predomine la paz, la guerra haya sido eliminada de una vez por todas y se desarrolle gradualmente una rica civilización mundial.

La Comunidad Internacional Baha'i desearía sugerir que los mismos cambios de actitudes, valores, patrones de conducta y actitudes mentales de parte del individuo y la sociedad habrán de ocurrir, (1) en primer lugar, en el proceso de lograr la unidad en el planeta, unidad que tenga en cuenta toda la diversidad de los orígenes y aspiraciones humanas, y luego, (2) en llevar esta unidad incluso más allá de condiciones de paz mundial, de manera que el pleno potencial de la rica herencia humana pueda expresarse como una contribución a la vida en la Tierra.

Enfrentamos el Año Internacional de la Paz con una clara comprensión — desde luego, en esta sala — de que este planeta Tierra es un mundo en que la raza humana es un pueblo. Ya en el primer cuarto de este siglo, `Abdu’l-Bahá, hijo de Bahá’u’lláh, el Fundador de la Fe Baha'i, vio claramente esta verdad al discutir los siete tipos de unidad que era necesario lograr antes de que los seres humanos pudieran alcanzar la felicidad. Vio como una diferencia fundamental el hecho de que, en Sus palabras:

«En ciclos pasados, aunque se estableció la armonía, debido a la ausencia de medios no pudo lograrse la unidad de toda la humanidad. Los continentes siguieron muy separados e incluso entre los pueblos de uno y el mismo continente eran casi imposibles la asociación y el intercambio de ideas. En consecuencia, el intercambio, la compresión y la unidad entre todos los pueblos y comunidades de la Tierra eran inalcanzables.»

Por el contrario, percibió que, ya a comienzos de este siglo, mediante la revolución en las comunicaciones, los continentes eran ahora uno, y «los miembros de la familia humana, ya fueran pueblos o gobiernos, ciudades o aldeas», habían pasado a ser cada vez más interdependientes. Vio, además, lo que hoy día damos por descontado, que

«Ya no es posible la autosuficiencia para nadie, en cuanto los lazos políticos que unen a todos los pueblos y naciones, y los lazos del comercio y la industria, de la agricultura y la educación, se fortalecen cada día. De ahí que la unidad de toda la humanidad se pueda lograr en este día.»

Si no obedecemos una ley física debemos sufrir las consecuencias. Lo mismo ocurre si desconocemos o rechazamos una ley espiritual. En consecuencia, hoy en día, en la opinión de los baha'is, no podemos ir en contra de la ley espiritual de la unidad como fundamento y característica de esta era. Refiriéndose a este siglo, `Abdu’l-Bahá observó que

« ... las mentes se han desarrollado, las percepciones han llegado a ser más agudas, las ciencias y las artes se encuentran difundidas y existe la capacidad para la proclamación y promulgación de la unidad auténtica y última de la humanidad que producirá resultados maravillosos.

Reconciliará a todas las religiones, hará que las naciones en guerra sean amantes, hará que los reyes hostiles sean amigos y traerá la paz y la felicidad al mundo humano.»

Debería resultar alentador ver en qué medida las Naciones Unidas, en sus casi 40 años de existencia, han trabajado permanentemente en pro de los siete tipos de unidad mencionados por `Abdu’l-Bahá a comienzos de este siglo: unidad en el ámbito político, unidad de pensamiento en las actividades mundiales, unidad en libertad, unidad en la religión, unidad de las naciones, unidad de las razas y unidad de idioma.

Nosotros, que trabajamos especialmente con las Naciones Unidas, podemos ver, por ejemplo, que en la labor de las Naciones Unidas gradualmente — muy vacilantemente — está evolucionando la unidad en el ámbito político. Con los ideales incorporados en la Carta, las Naciones Unidas están preocupadas por el bienestar de la humanidad. Como sabemos, es un foro para lograr acuerdos políticos entre las naciones, por superficiales que ellos sean, lo que permite que las Naciones Unidas tomen medidas graduales — de carácter mundial — para resolver los principales problemas mundiales del medio ambiente, la alimentación, la salud, la población, el uso indebido de estupefacientes, los derechos humanos, etc. Se suele decir que las Naciones Unidas son un lugar en el que bien se podrán prevenir las guerras grandes y mantener localizadas las conflagraciones reducidas, a veces resolviéndolas rápidamente. Es muy evidente que el grado de éxito de las Naciones Unidas en esta esfera del mantenimiento de la paz, depende, desde luego, totalmente de la voluntad política de las naciones que componen esta vasta asociación de casi todos los países independientes del planeta.

En cuanto a la «unidad de pensamiento en las actividades mundiales», desde luego puede verse muy ampliamente en las Naciones Unidas, en la que, durante casi 40 años, muchos de los mejores cerebros del mundo han mancomunado sus conocimientos para servir a la humanidad, permitiendo que las Naciones Unidas sean un medio eficaz de aprovechar los recursos de las naciones miembros para mejorar las condiciones sociales y económicas del mundo. Como sabemos, ningún problema que preocupe a la humanidad es demasiado pequeño para escapar a la atención de las Naciones Unidas ni para que las Naciones Unidas inicien medidas para tratar de resolverlo.

En cuanto al tercer tipo de unidad, la «unidad en libertad», también en este caso las medidas adoptadas por las Naciones Unidas para fomentar el proceso de descolonización nos han dado un mundo compuesto casi exclusivamente por naciones independientes. Más de 100 naciones se han unido a las Naciones Unidas desde 1945, la mayoría de ellas procedentes del mundo en desarrollo, habiendo logrado la independencia desde que comenzaron las Naciones Unidas. En opinión de los baha'is esta evolución es fundamental, ya que sin esta «unidad en libertad» es imposible imaginar una sociedad mundial, un gobierno mundial o una federación mundial eventuales, ya que todos los Miembros han de compartir la misma condición de libertad y dignidad para tener igual voz en el parlamento de las naciones.

`Abdu’l-Bahá nos dice que la cuarta vela — la «unidad en la religión» — es la «piedra de toque del cimiento mismo». Desde el punto de vista baha'i un examen de las comunidades baha'is de todo el mundo, en más de 160 países independientes, revela el impacto que tienen sobre los seres humanos la expansión y el desarrollo de la verdad y las enseñanzas religiosas, que contienen una orientación para la humanidad en esta etapa de unificación de la raza humana. En la comunidad baha'i a escala mundial — que une a pueblos de los más diversos orígenes — vemos la puesta en práctica gradual de esos valores, principios y leyes espirituales y morales necesarios para que cada ser humano se cambie a sí mismo trabaje con sus congéneres para crear una sociedad mundial que se ha descrito en los Escritos Baha'is como un «sistema en que se hace que la Fuerza sea siervo de la Justicia».

En cuanto a la quinta vela de la unidad, «la unidad de las naciones», que `Abdu’l-Bahá nos asegura que se establecerá firmemente en este siglo y hará que «todos los pueblos del mundo se consideren ciudadanos de una patria común las Naciones Unidas forman parte del proceso de evolución que ha llevado a la humanidad de su forma más primitiva — la familia — a etapas cada vez más amplias de unidad, en el clan, en la tribu, en la ciudad-estado, la nación y, después de esto, el escenario de nuestros tiempos, el de la unidad mundial. Eventualmente habrá otras etapas más plenas de paz, a medida que la humanidad madura espiritualmente y aprende el arte de la cooperación y la unidad.

La sexta vela — «la unidad de las razas» — ya se puede observar, también en las Naciones Unidas, donde desde el comienzo mismo la unidad racial ha representado un papel importante en fomentar la acción de las Naciones Unidas para abolir la discriminación en razón de la raza, destacando la humanidad común de todos nosotros. También puede verse en la comunidad baha'i a escala mundial, en el que hombres y mujeres de más de 2.000 orígenes étnicos se han unido en la causa común de lograr la ‘paz mundial y una civilización mundial.

Finalmente, la séptima y última vela de la unidad, «la unidad de idioma», es sumamente difícil de lograr, como podemos ver, en la actual etapa de nuestra evolución. Sin embargo, un idioma mundial, en la opinión de los baha'is, se inventará o escogerá entre los idiomas existentes y se enseñará en las escuelas de todas las naciones, no para reemplazar sino para ayudar a la lengua materna. Esto dará más fundamentos comunes para unificar a los pueblos del mundo. Sin embargo, hoy es muy claro que, dados los estrechos lazos existentes entre las culturas nacionales — o tribales o regionales — y el idioma que utilizan, un idioma mundial existirá sólo cuando se logre la unidad de las naciones mediante una federación mundial o un gobierno mundial.

Al terminar la enumeración de estos aspectos de la unidad, `Abdu’l-Bahá nos asegura que «el poder del Reino de Dios ayudará y asistirá en su realización».

Al dirigirse al segundo período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas dedicado al desarme, el 24 de junio de 1982, la Comunidad Internacional Baha'i observó que no se podrían lograr la paz y la seguridad de la humanidad en tanto no se hubiera establecido plenamente la unidad. Seguimos diciendo:

«Estas palabras se dirigen a nuestro tiempo. Se dirigen a la obligación doble que debe cumplir toda persona, ya sea gobernante o gobernado, si hemos de lograr el desarme mundial y la felicidad humana en un mundo en paz: en primer lugar, la responsabilidad de establecer la unidad dentro de uno mismo y entre nosotros mismos, y luego, de construir una sociedad mundial y de lograr el orden mundial y una civilización mundial.»

Además, en opinión de los baha'is, una sociedad mundial en paz sólo puede llegar a ser una realidad si comprendemos nuestra verdadera naturaleza (espiritual) y el propósito para el que fuimos creados (conocer y adorar a Dios y llevar adelante una civilización en constante adelanto), y el concepto de la unidad se halla en el centro de esta nueva etapa en la vida de este planeta.

También al dirigirnos a la Asamblea General expresamos esa idea con estas palabras:

«Creemos que el principio fundamental de la unidad es la comprensión de la identidad auténtica de un ser humano. Esta parece ser la necesidad principal del mundo, lograr la unidad mediante la conciencia de nuestra auténtica realidad, y nuestra nobleza como seres humanos. Esto significa una nueva comprensión de nuestra relación con Dios. Este vínculo es ‘la fuerte cuerda que nadie puede romper’, y esta identidad de dependencia, una vez plenamente integrada, puede expresarse felizmente en un espíritu de servicio a la humanidad. La incapacidad de los poderes humanos por sí solos para resolver las cuestiones de la humanidad — dar una oportunidad a cada persona para el pleno desarrollo de su naturaleza, cualidades, talento y la plena expresión de este potencial en un mundo de paz y seguridad — está ampliamente demostrado por la historia de este siglo.»

En 1981 se celebró en las Naciones Unidas un seminario sobre las «Relaciones que existen entre los derechos humanos, la paz y el desarrollo». En los serios debates que tuvieron lugar quedaron muy en claro las interrelaciones esenciales entre la paz y el desarrollo, así como con los derechos humanos. En esa ocasión la Comunidad Internacional Baha'i ofreció el siguiente pensamiento:

«Tal vez se requiera gastar tanto esfuerzo en la educación de todas las personas de este planeta, desde la edad más temprana — y desde luego centrado fuertemente en las etapas más maleables e impresionables de la existencia humana — en lo que se refiere a las medidas a largo plazo para lograr una paz duradera y para echar las bases de una sociedad en que la felicidad humana pueda florecer para todos.»

La forma en que definamos la naturaleza de la persona y las potencialidades que debemos realizar para ser felices siempre determinarán, desde luego, el medio espiritual y físico que cada ser humano necesita para su pleno desarrollo. A este respecto deseamos citar simplemente un pasaje de los Escritos Baha'is que apareció en un folleto publicado por la Comunidad Internacional Baha'i con ocasión del vigésimo quinto aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos:

«La felicidad humana es el propósito primordial, el objetivo fundamental, de dictar leyes enérgicas y de establecer grandes principios e instituciones que se ocupen de cada aspecto de la civilización, y la felicidad humana consiste sólo en aproximarse al umbral de Dios Todopoderoso y en lograr la paz y el bienestar de cada miembro individual, cualquiera que sea su condición, de la raza humana, y las agencias supremas para lograr estos dos objetivos son las cualidades excelentes de que ha sido dotada la humanidad.»

La Comunidad Internacional Baha'i estima que la paz — así como los derechos humanos y el desarrollo, ya que están interrelacionados y son indivisibles — debe proceder, en su nivel más profundo y significativo, de una fuente: la unicidad orgánica de la raza humana. Esta convicción y esta creencia en nuestra opinión, deben subrayar el marco de la creencia y la acción de los individuos y la sociedad si hemos de procurar la realización de las metas de la Carta de las Naciones Unidas y echar las bases de la felicidad de todos los seres humanos de este planeta.

En nuestra opinión, la unicidad orgánica o la unidad de la humanidad significa:

«considerar a la humanidad como un solo individuo y el propio ser de uno como un miembro de esa forma corpórea, y saber con certeza que si el dolor o una lesión aflige a cualquier miembro de ese cuerpo, debe inevitablemente dar como resultado el sufrimiento de todo el resto.»

Significa, además «considerar propio el bienestar de la comunidad».

La Comunidad Internacional Baha'i compartió esta opinión con las Naciones Unidas en 1978 al observar que el desarme general y completo requeriría

«…que los gobiernos y los pueblos aumentaran su conciencia de la unicidad orgánica de la raza humana; que toda persona es como una célula del cuerpo de la humanidad, toda nación es un conjunto de células del cuerpo del planeta y todos viven con salud y felicidad sólo cuando el cuerpo mismo esté bien.»

Al mismo tiempo, debe ponerse a esta unicidad de la raza humana junto a la comprensión de que

«…la felicidad y la grandeza, el rango y la condición, el placer y la paz de un individuo nunca han consistido en su riqueza personal, sino más bien en la excelencia de su carácter, su resolución inquebrantable, la profundidad de su conocimiento y su capacidad para resolver problemas difíciles.»

Como el «honor y la distinción» de una persona consisten en que sea de beneficio para la sociedad, el hecho más noble es, por lo tanto, el servicio del bien común, y la mayor bendición de cualquier ser humano es «…poder ser la causa de la educación, el desarrollo, la prosperidad y el honor de sus congéneres.»

Como conclusión, la Comunidad Internacional Baha'i desea reiterar una propuesta formulada en el Seminario anteriormente mencionado, y posteriormente en el período extraordinario de sesiones dedicado al desarme, en 1982, así como en algunos foros de derechos humanos con respecto a la erradicación de la discriminación racial. La propuesta parece incluso más pertinente en un seminario que procura formas prácticas de lograr la paz mundial. Cita de la declaración que formulamos ante la Asamblea General:

«En consecuencia, la Comunidad Internacional Baha'i desea proponer al segundo período extraordinario de sesiones de la Asamblea General dedicado al desarme un programa extenso e intensivo de educación a todos los pueblos en el principio — y la verdad — fundamental de la unicidad orgánica de la humanidad. Recomendamos que este programa educacional, con un programa de estudios universal adaptable a cada cultura, sea propiciado por los Gobiernos, utilizando las escuelas, los medios de comunicación, las empresas, la industria, de hecho, todos los medios públicos y privados, en todos los países.

«Este programa de educación — basado en todos los conocimientos humanos que dan testimonio de esta unicidad de la humanidad, ya sea de la ciencia o la religión — comenzaría fomentando en todos los pueblos una comprensión y aceptación de la unicidad de la raza humana, que llevaría a una eventual aceptación de toda la rica diversidad de las culturas como elementos integrantes y unificados de una sola entidad, y el reconocimiento de la Tierra como el hogar único de la familia humana única.»

En nuestra opinión, vale desde luego la pena dedicar considerable esfuerzo a un enfoque de tan largo alcance para llegar a la raíz de los problemas sociales, económicos y políticos del mundo, problemas que derivan de una condición de desunión difundida, y que seguirá sin solución — estamos convencidos — mientras no se establezca la unidad.

Ya que, a medida que se logren condiciones de cooperación y unidad, reemplazarán a las fuerzas divisionistas y destructivas desatadas, consciente o inconscientemente, por individuos y gobiernos, obstáculos que impiden de manera tan costosa la realización de las aspiraciones antiguas de todos los pueblos de disfrutar del pleno desarrollo económico y social en una sociedad mundial pacífica, en que

«... la enorme energía disipada y derrochada en la guerra, y sea económica o política, se dedique a fines que amplíen el alcance de la invención humana y el desarrollo técnico, al aumento de la productividad de la humanidad, a la exterminación de las enfermedades, a la ampliación de la investigación científica, a elevar el nivel de la salud física, a agudizar y perfeccionar el cerebro humano, a la exploración de los recursos no utilizados e insospechados del planeta, a la prolongación de la vida humana y al adelanto de cualquier otra agencia que pueda estimular la vida intelectual, moral y espiritual de toda la raza humana.»

El Papel de la Juventud en los Derechos Humanos

El Papel de la Juventud en los Derechos Humanos

Declaración formulada para el 41° período de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas Tema 15 del programa: El papel de la juventud en la promoción y protección de los derechos humanos

Ginebra, Suiza—21 February 1985

Febrero/Marzo 1985

La Comunidad Internacional Baha'i se complace en tener la oportunidad de intervenir en relación con el tema 15 del programa, sobre el papel de la juventud en la promoción y la protección de los derechos humanos. Consideramos que el inicio del Año Internacional de la Juventud constituye una ocasión auspiciosa para examinar más detenidamente la forma en que pueden mejor salvaguardarse los derechos de los jóvenes, y en que ellos mismos pueden contribuir a la realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales.

En su resolución 1983/46, aprobada en su 39° período de sesiones, la Comisión instó a los estados a que tomaran medidas apropiadas para el ejercicio para los jóvenes de todos sus derechos humanos, incluidos el derecho a la educación y el derecho al trabajo, «a fin de crear las condiciones que permitan la participación activa de los jóvenes en la formulación y ejecución de los programas de desarrollo económico y social de sus países».

Deseamos ofrecer varias observaciones respecto de las dos esferas de acción que destacó la Comisión, el derecho de los jóvenes a la educación y al trabajo, por una parte, y el papel de los jóvenes en el desarrollo económico y social, por la otra.

En primer lugar, el derecho de los jóvenes a la educación, la capacitación y el trabajo apropiados. En opinión de los baha'is, todos los jóvenes deben beneficiarse con un sistema de educación universal. La enseñanza que deben recibir debe comprender no sólo la capacitación en las pericias necesarias para un empleo remunerado mediante la práctica de una profesión u oficio, sino también la ilustración moral y espiritual. Ambos tipos de educación son esenciales.

La capacitación en una profesión u oficio recibe decidido énfasis en los Escritos Baha'is, en el reconocimiento de que el trabajo es una forma de servicio y adoración. Se presta especial atención a la educación de las mujeres jóvenes, con frecuencia descuidada. Es importante que en todos los niveles de actividad, tanto en la familia como en la comunidad, se dé a los jóvenes la oportunidad de realizar actividades y perfeccionar calificaciones que les permitan ejercer profesiones y oficios en que presten servicios a sus congéneres.

Si bien la capacitación en las ciencias, las artes y las profesiones es importante, los jóvenes estarán en mejores condiciones de hacer su plena contribución a la sociedad sólo cuando reciban la educación moral y espiritual apropiada. Esta enseñanza está orientada a fomentar entre los jóvenes la conciencia de la unicidad de la humanidad. Es convicción de los baha'is que sólo el establecimiento de la unidad y el acuerdo entre los pueblos del mundo puede curar los males profundamente arraigados del mundo. Corresponde a los jóvenes una responsabilidad especial por desarrollar una perspectiva y valores globales basados en cualidades como el amor, la veracidad, la bondad, la justicia y la estimación por todos los miembros de la humanidad. Debe ayudarse a los jóvenes a desarrollar esas cualidades, tanto en la familia, que es la base de la sociedad, como en la comunidad a la que pertenecen.

Pasamos ahora a la segunda esfera principal respecto de la cual desearíamos formular observaciones, a saber, el papel de los jóvenes en el fomento del desarrollo económico y social. Las enseñanzas baha'is destacan que corresponde a los jóvenes un papel fundamental en el mejoramiento de la vida económica, social y espiritual del planeta. Los Escritos Baha'is dicen:

«Las condiciones actuales del mundo, su inestabilidad económica, la disensión social, la insatisfacción política y la desconfianza internacional deben despertar a los jóvenes y hacerlos indagar qué les traerá el futuro. Desde luego son ellos quienes sufrirán más si alguna calamidad afecta al mundo. Por lo tanto, deben abrir los ojos ante las condiciones existentes, estudiar las fuerzas del mal que están en juego y después, con un esfuerzo concertado, despertarse y provocar las reformas necesarias, reformas que se referirán tanto a las fases espirituales de la vida humana como a las sociales y políticas».

En consecuencia, la juventud, incluidas las jóvenes, debe ser capaz de participar activamente en la ejecución de proyectos dedicados a mejorar las condiciones de vida, elevar la calidad de la vida humana y desarrollar la capacidad de sus comunidades para valerse por si mismas. En particular, durante el Año Internacional de la Juventud y después de él, debe estimularse a los jóvenes a participar activamente en proyectos de desarrollo rural; a promover la difusión de la alfabetización; a participar en proyectos encaminados a mejorar la atención de la salud y el tratamiento médico; a contribuir a los programas de servicio de la comunidad de carácter humanitario, y a desarrollar lazos con los jóvenes de otros países a fin de intercambiar pensamientos e ideas y de inspirar esfuerzos coordinados entre los jóvenes para mejorar las condiciones sociales en todo el mundo. Los jóvenes baha'is de todas partes del mundo ya están recibiendo experiencia valiosa en esas esferas.

A fin de que los jóvenes contribuyan al goce de los derechos humanos y el establecimiento de la paz mundial, la comunidad mundial debe brindar los medios necesarios para educarlos tanto en lo que respecta a conocimientos prácticos como a los valores espirituales. A la vez, a fin de lograr este pleno goce de los derechos humanos, la juventud debe hallarse también al frente de todos los esfuerzos para fomentar el progreso económico y social y la justicia. Con ocasión del Año Internacional de la Juventud deseamos reiterar el empeño de las comunidades baha'is de todo el mundo en alcanzar esos dos importantes objetivos.

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